La realidad, según Zapatero

A todos nos gusta quedar bien y que no nos saquen los colores, pero en el caso de José Luis Rodríguez Zapatero esa aspiración es casi exagerada. Allí donde hay un problema, allí que no está el presidente. En la legislatura pasada era Teresa Fernández de la Vega quién daba la "cara" cuando el Gobierno tenía que afrontar alguna dificultad, pero en éste legislatura a la "vice" se la está viendo  menos.

Pero a lo que vamos, los ciudadanos estamos sufriendo los primeros embites de la crisis económica, "crisis" palabra desterrada del dicccionario político por Zapatero, de la misma manera que no se puede decir "trasvase", u otras palabras que describen la realidad tal cual es.

Seguramente el presidente no tiene ni idea de lo mal que lo empiezan a pasar algunas familias, si lo supiera, dejaría de echar balones fuera, y habría acudido ya al Parlamento para tratar sobre cómo va a afrontar la crisis, en vez de haberse intentado escaquear. Su amigo y portavoz del grupo socialista, José Antonio Alonso, ha hecho lo imposible por evitarle el mal trago, pero no ha podido. Asi que el Presidente tendrá que entrar en un debate que cree le desfavorece y escuchar una descripción de la realidad que a lo mejor no le gusta.

Lo cierto es que durante la campaña electoral el Gobierno no nos dijo la verdad sobre lo que se venía encima, descalificando a todos aquellos que apuntaban que la crisis se cernia como un nubarrón. Pasadas las elecciones han seguido negando la realidad, y ahora, timidamente, empiezan a reconocer que la economía se está "frenando".

Pero lo sorprendente, ya digo, es que el presidente Zapatero haya intentado esquivar al Parlamento para debatir con los grupos parlamentarios sobre el alcance de la crisis y las medidas que el gobieno piensa adoptar. Eso si, Zapatero está de enhorabuena, tenemos unos sindicatos, lease UGT y CCOO, que tienen tantísimo sentido de la responsabilidad que no alzan la voz, no dicen ni está boca es mía, salvo para asegurar que el diagnostico que hace Zapatero es realista, según palabras de José Mª Fidalgo, o que las propuestas son "buenas" en palabras de Cándido Méndez. Abruma tanta comprensión por parte de quienes deberian de estar defendiendo a los trabajadores y sacando los colores al Gobierno por haber mantenido la ficción de que no pasaba nada cuando en realidad teníamos la crisis encima.

Mientras, los ciudadanos contemplan con preocupación el futuro inmediato, y sobre todo algunas de las medidas gubernamentales que son de corte liberal y que en poco difieren de las recetas del PP. La privatización parcial de los aeropuertos ¿a quién beneficia?. Me temo que éste gobierno es muy radical en cuestiones de moral y costumbres y muy liberal a la manera conservadora a la hora de gestionar la economía. Así que para distraernos, para que se vea que a su izquierda no hay nadie, más que el abismo, los dirigentes socialistas quieren entreternos clamando por convertir el Estado de aconfesional en laico, por regular la eutanasia, o ampliar la ley del aborto.

Así, todo de golpe, para que nos entretengamos criticando a la derecha que naturalente se opondrá. La cuestión es marcar diferencias en algo,y ese algo ya digo son las cuestiones de moral y costumbres, porque ya se sabe que cuando un Gobierno tiene problemas serios crea otro para focalizar en éste otro la atención y así no tener que responder de las cuestiones importantes.

Seguramente en los próximos meses nos dedicaremos a discutir los unos con los otros sobre la eutanasia o la ruptura del Concordato, o cualquier otro asunto de ese calado. De esa manera, Zapatero no tendrá que pasar malos ratos a cuenta de la realidad, de la realidad que de verdad nos afecta y preocupa a los ciudadanos.