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Un día VIP en la Expo... ¡va por España!

Para calarse de información hasta los huesos sobre el agua, sus usos, los abusos, su ciclo, las causas, las consecuencias, las esperanzas, su historia… en unas horas, la Expo de Zaragoza cumple las expectativas. Este martes hacía diez días desde su inauguración y celebraba la jornada de España... sólo para gente VIP.
La Expo de Zaragoza es un pretexto para organizar un gran parque de atracciones –y de formación-, construido con el fin de acercar la ciudad al mundo y concienciarle de la importancia del uso responsable del agua, el recurso más imprescindible de nuestro planeta (o, al menos, eso es lo que consiguen marcar a fuego después de una tarde en el recinto).

Para celebrar el día del país anfitrión, más de 350 invitados se vistieron de gala (valientes hombres ataviados con trajes oscuros marcando el termómetro 30 grados) para visitar el pabellón de España, el Palacio de Congresos -donde actuaron, durante dos horas de danza española, casi una veintena de artistas de reconocido prestigio- y finalizar la velada, cambiando radicalmente de elemento, con fuego: un espectáculo grandilocuente de pirotecnia de cuarenta minutos, que se repite cada noche y que, esta vez, coincidía con San Juan.


El Pabellón de España


Es obra del arquitecto navarro Francisco Mangado, que define su obra como la representación de “un bosque, un espacio natural tan sencillo y a la vez tan complejo, donde la luz traspasa los altos árboles y el ruido del agua nos transporta a una experiencia que hoy, debido al deterioro medioambiental y la vida urbana, resulta casi un lujo”.

Efectivamente, echándole imaginación, podría ser un bosque de árboles pelados de infinito tronco. Mide 8.000 metros cuadrados, divididos en tres plantas, y su lema: ‘Ciencia y creatividad’, bajo el que se compendia el tema del agua, del medioambiente y el cambio climático.

Para el visitante común, el pabellón se resume en tres cuartos de hora, a través de cinco salas y una tienda. Para los VIP, el pabellón cuenta con una planta más donde te dan de comer y beber (también agua, que es el tema).

Primera parada: Hijos del agua, un auditorio circular con una cúpula de doce metros en la que se proyecta una fábula dramática, con voz de niño, basada en cómo el agua ha influido en la creación del universo y cómo se ha usado hasta nuestros días. Un drama. A la buena narración de la historia y la calidad de las imágenes (que a veces se acelera hasta marear) no le acompañan unos asientos adecuados al espectáculo, que permitan mirar al techo y no al frente, incomodidad que parece discernir la falta de presupuesto.

El agua en la Tierra, la sala más pequeña, atiborra al espectador de información sobre los diferentes ecosistemas y el papel del agua en ellos, que se trata de amenizar con una pantallita audiovisual por cada medio.

España y el agua
alberga un mapa enorme y nos repasa todos los ríos, acuíferos y aguas subterráneas del país. La cuarta sala, Comprender para sobrevivir: el Clima, supone la primera exposición sobre cambio climático que se presenta en nuestro país. Mediante paneles explicativos y expuestos a la interacción con el público y a través de medios audiovisuales, la sala nos muestra lo que ha ocurrido hasta el momento y anticipa lo que podría llegar a pasar de no fomentar la conducta sostenible. Una catástrofe.

ZaragozaKioto. Arquitectura para un planeta sostenible presenta diez proyectos para promover la arquitectura comprometida con el medio ambiente. La sala está repleta de bolas azules que van del suelo hasta las rodillas y para no caerse hay que ir arrastrando los pies, cosa que da más inseguridad que entretenimiento y empuja a la gente a huir de allí más que a disfrutar del juego. Queda al lector imagiarse a la trajeada gente VIP y sobre tacones intentando salir de aquel embrollo.

Tras la visita guiada... 'Corrientes de arte'

El Palacio de Congresos es uno de los edificios más emblemáticos de la Expo. Su arquitectura da mucho juego y cuenta con un enorme escenario que este martes se llenó de grandes artistas: lo mejor, la interpretación de Inês Pereira y Dimo Kirilov, coreografiados por Nacho Duato. Ella, un violín; él, Bach, tocándola. Sublime.

Otros quince bailarines mantuvieron alto el listón de la danza española, con muy diversos estilos que se turnaron a lo largo de dos horas. Lola Greco bailó inspirada por La maja desnuda de Goya; Goyo Montero y Sara Portilla al ritmo de Quién fuese abrigo… de Serrat; Ángel Rojas y Carlos Rodríguez, un dúo con El Alma; Ana Laguna y Mats Ek, la historia de dos viejos que se separan perfectamente caracterizados.


Para finalizar la velada VIP, la Sociedad Estatal para Exposiciones Internacionales, nos deleitó con una recepción (o cena): un desfile de canapés exquisitos. Y de postre, todos al balcón del Ebro: 40 minutos de estruendosos fuegos artificiales y musicales, con personajes volando vestidos de luces jugando con llamas.


Lo más admirable: el exagerado número de zaragozanos hechos voluntarios para servir al visitante, VIP o no.

 

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