Boquete celebra todos los años La Feria de las Flores y el Café, que para cualquier local es una más desde hace unos 35 años. Pero para un turista, es un guindarejo de chucherías, un desperdicio anual, en una tierra que produce el café más caro del mundo, y que podría aprovechar para lanzar su feria al más alto nivel mundial, con la concentración de las catas que se hacen en otros lugares.
El fenómeno del café panameño es producto de una reacción, cuando en los años 90 una crisis redujo la producción nacional a menos del 50%. Los caficultores sin vocación salieron del mercado, quedando aquellos que ponían en el cultivo algo más que un afán de lucro: amor por el café. Uno de ellos, conocido como Café Blue Mountain, alcanzó el calificativo de café más caro del mundo.
Los beneficios ecológicos, que procesan el café sin fermentación con un método conocido como desmucilagenado, alcanzan una calidad exquisita, y entre sus caficultores -que tienen ese reconocimiento de amantes del café- están Mirsa Franceschi y Jorge Fernández. Son café de características balanceadas, sin disonancias, muy equilibrados. Las lluvia en el área alcanzan los 3,000 mm por año, lo que favorece el cultivo de esta calidad de café.
El café empezó a cultivarse en las tierras altas chiricanas, a unos 400 kilómetros al oeste de la capital, a finales del siglo XIX. Boquete se fundó el año 1911, acogiendo inmigrantes europeos principalmente, que encontraron en la región un clima agradable, lloviznas perennes conocidas como bajareques, nieblas que bajan de las montañas por las tardes y uso arcoiris que parecen haber salido de una paleta renacentista. Las zonas caficultoras están protegidas de los vientos alisios por la cadena montañosa del Tabasará.
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