¡Hasta la próxima, Presidente!

Después de tres días de una intensa agenda en Madrid, el presidente de México Felipe Calderón emprende su viaje hasta Zaragoza para inaugurar, aprovechando el día nacional de México y junto con los reyes de España, la Expo del Agua.

Ha sido una visita realmente cordial, nada que ver con el tenso encuentro con el homólogo ecuatoriano, Rafael Correa que no estuvo exento de críticas por parte de los medios por dos fundamentales motivos; por su trato con la prensa y por la recepción en Moncloa, donde puso a Zapatero entre ‘la espada y la pared’ con sus críticas a su ya conocido ‘enemigo’ Álvaro Uribe.

Pero volviendo al encuentro mexicano español las sensaciones son muy buenas. Todo han sido palabras de agradecimiento y mimos para el mandatario, felicitaciones por parte del rey, la reina, los diputados, ministros, Zapatero y empresarios. Y en los empresarios precisamente ha estado la clave de esta visita. Sin ninguna duda, desde el punto de vista comercial, las relaciones pasan por un momento excelente y prueba de ello es el enorme interés de los empresarios españoles por invertir en suelo azteca.

Para resumir un poco la situación, sólo cabe puntualizar que la inversión acumulada española en México en los últimos siete años supera los 24.000 millones de euros, lo que supone un 42 por ciento de la inversión europea total y sitúa a España en el segundo lugar como inversor extranjero en México, sólo por detrás de EEUU.

Los negocios en sectores como el turismo también están en alza, pero queda en manos del Gobierno mexicano facilitar la inversión en campos, actualmente vedados, como el energético. Así, se debe afrontar valientemente el debate sobre la reforma del PEMEX, que lleva meses convulsionando la política mexicana, y tomar decisiones adecuadas y consecuentes, más allá de nacionalismos trasnochados. Una auténtica reforma energética en México abriría las puertas a muchas más empresas españolas y, por consiguiente, redundará en su propio provecho

Mi sensación, Calderón vende y sabe vender su país como nadie. Es posible que esto sea porque ha habido un cambio evidente en la política mexicana desde su nombramiento y respecto a los anteriores líderes. Ahora se ha roto con la retórica de la ‘madre patria’ para ponerse manos a la obra y atajar los problemas reales de la sociedad mexicana, centrarse en la inversión, en los avances tecnológicos, en la educación, en las reformas petrolíferas, en las reformas en la justicia, en combatir la pobreza  y emprender medidas contra el narcotráfico, es decir, una limpieza general que falta le hacía al país.

Otra de las sensaciones con las que me quedo una vez terminada la visita es la claridad a la hora de hablar de los problemas efectivos mexicanos. No ha faltado una alusión al narcotráfico, ni a la pobreza, ni a al tráfico de armas, ni a la escasez sanitaria, y esto, hoy en día, no es habitual y mucho menos hacerlo frente a un grupo denso de empresarios y periodistas. ¡Felipe, en España siempre serás bienvenido!