Los ojos de Bolivia y el mundo se vuelcan este domingo a dos de las regiones más olvidadas y pobres de Bolivia: Pando y Beni, cuyos pobladores van a las urnas por la aprobación de sus estatutos autonómicos en medio de una fuerte campaña por el abstencionismo que empuja el gobierno del presidente Evo Morales, usando la misma estrategia empleada contra el referéndum de Santa Cruz el 4 de mayo.
Creada el 18 de noviembre de 1842, Beni con sus ocho provincias tiene como actividad principal a la ganadería; sin embargo, ni siquiera la capital Trinidad cuenta con servicios básicos y ahora viven en crisis después de las inundaciones del fenómeno del Niño y la Niña y donde sus pobladores tienen como principal aspiración reforzar un anillo de contención contra futuros rebalses y construir el alcantarillado, pues las aguas servidas corren por cunetas de las calles.
Pando, creado el 24 de septiembre de 1938, sobre la llanura amazónica, tiene en la explotación de la goma y la castaña, su principal actividad económica; sin embargo, también carece de los servicios elementales al extremo que muchas comunidades no tienen luz eléctrica ni agua potable.
En la misma Cobija, la capital tampoco hay alcantarillado y sus pobladores tienen entre otros pedidos, conseguir motores fuera de borda para precarias embarcaciones y poder movilizarse, pues tampoco existe vertebración caminera, a pesar de ser vecinas de la sede de Gobierno, La Paz.
El historiador Alcides Parejas señala que Pando y Beni comparten con Santa Cruz, la misma historia y el mismo olvido del Estado y por eso justifican su identificación con la autonomía por la que ya votaron el 2 de julio del 2006, pero que a decir del abogado constitucionalista, Juan Carlos Urenda, la Asamblea Constituyente no incorporó en el texto constitucional.
“Esta segunda votación puede traducirse en un grito de reivindicación del olvido y del deseo de autodeterminación”, dice la decana de Ciencias Políticas de la Gabriel René Moreno, María Angélica Suárez.
El sociólogo beniano Wilder Molina dice que el olvido ha generado un fuerte resentimiento contra el Gobierno central y eso explica su adhesión a la causa autonómica; sin embargo, por ser fronterizas con el Brasil, tienen sentimiento de bolivianidad y no piensan separarse porque no podrían sobrevivir solas.
Así a 24 horas la consulta, los 500 mil habitantes de ambas regiones, -de los 9 millones que tiene Bolivia-, viven a la expectativa después del cierre del Sí encabezada por los dos prefectos, Ernesto Suárez y Leopoldo Fernández, de la agrupación Podemos y el abstencionismo liderado por el presidente Morales, quien casualmente llegó a Pando a regalar ambulancias y plata venezolana para los municipios.
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