Las remesas tienen tránsito libre en casi toda Latinoamérica

El Banco Central de Bolivia anunció este jueves la eliminación del impuesto del uno por ciento a las remesas iguales o menores a 1.000 dólares, y aunque lo mantendrá para las que superen ese monto, la decisión fue bien recibida por el sector privado pues el dinero que envían los residentes en el exterior es la principal fuente de divisas del país.

Según una proyección del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), las remesas recibidas por Bolivia durante 2007 fueron cercanas a los 2.000 millones de dólares, cifra equivalente a los ingresos obtenidos anualmente por las ventas de gas natural.

Un informe publicado en octubre pasado por el BID y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) apuntó que América Latina y el Caribe recibieron en 2006 un total de 68.062 millones de dólares, lo que indica la importancia que tienen las remesas para las economías en desarrollo.

Países como Costa Rica, Honduras, Guatemala, El Salvador y Nicaragua, en los cuales las remesas del exterior tienen una fuerte participación en el Producto Interior Bruto (PIB), no incluyen en su legislación ningún tipo de impuesto a esos envíos y sólo se paga la tarifa que cobra cada banco o casa de cambio por el servicio.

Lo mismo ocurre en Chile, Ecuador, México, Paraguay, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.

En el caso de Venezuela, la entrada de remesas está regulada a la cotización oficial de 2,15 bolívares fuertes por dólar, al igual que cualquier otra transacción en moneda extranjera.

Chile, país en el que las remesas no tienen mayor incidencia en la economía, no hay normas específicas sobre el dinero recibido del exterior, pero tales envíos sí están sujetos a las normas generales sobre impuesto a la renta.

Según el Banco Central del Ecuador, país con un gran número de emigrantes, en esta nación no existe ningún impuesto o peaje financiero a la entrada de remesas, pero sí a la salida de capitales, que es del 0,5 por ciento del valor.

Lo mismo ocurre en México, donde el pasado año las remesas superaron los 22.000 millones de dólares, en su mayoría procedentes de EE.UU., dijo a Efe Isabel Cruz, especialista de la Asociación Mexicana de Uniones de Crédito (AMUC).

El único coste que tienen es el que imponen los propios bancos y entidades financieras privadas que se dedican a canalizarlas, situación que también se presenta en Uruguay, plaza financiera libre.

Sin embargo, las mismas facilidades no las dan países como Argentina, Brasil, Colombia y Perú.

Las remesas que se envían a Colombia están sujetas al impuesto del cuatro por mil, gravamen que también se aplica a cualquier transacción financiera que se haga en el país y que se descuenta cuando el destinatario recoge el giro en casas de cambio o bancos.

Brasil, que junto con Colombia y México es uno de los países latinoamericanos con mayor flujo de remesas de sus ciudadanos desde el exterior, cuenta desde 2004 con un sistema de la estatal Caixa Económica Federal que facilitó y abarató estos envíos, sin cobro de comisiones para giros por debajo de los 500 dólares.

Desde 500 dólares hasta el límite permitido para personas naturales (unos 17.900 dólares), se cobra una tasa del 2,58 por ciento, inferior al promedio internacional, del 8,5 por ciento.

Por su parte, el gobierno argentino cobra un impuesto del 0,06 por ciento del monto de la remesa y los bancos obtienen una comisión del 0,25 por ciento del mismo valor.

EN PERÚ ACTÚA EL ITF
Esta comisión bancaria paga el 21 por ciento de Impuesto al Valor Añadido (IVA).
También en Perú hay un gravamen que regula estas entradas de dinero por medio del Impuesto a las Transacciones Financieras (ITF), que es del 0,07 por ciento, además de la comisión que cobra la institución financiera que sirve como intermediaria.