Los primeros pasos de Cristina Fernández

Un primer movimiento de Cristina Fernández, antes de asumir,  es la afirmación de una orientación en política internacional. No sería acertado afirmar que hay un cambio de visión, pero sí una clara ratificación de rumbo.

El circuito por los países limítrofes casi se completa con la visita al Paraguay; luego de estrechar lazos con Chile, dar algunas señales para reparar heridas con el Uruguay,  y comprometer con Lula mucho más que diplomacia, en momentos en que la República Federativa del Brasil se consolida como actor internacional capaz de jugar en la mesa de las potencias.

El descubrimiento de un importante yacimiento de petróleo frente a las costas de Santos, cayó como anillo al dedo a la vocación internacional de la Cancillería Brasileña, para el liderazgo en la región. De este modo, y sin manifestar nada que pueda erosionar la relación financiera, comercial y amistosa con Chávez; el gobierno argentino exhibe cuales son sus reales preferencias y sus conveniencias.
El eje que conformarían Cristina Fernández y Lula puede dar un atractivo al MERCOSUR, apoyando la inclusión de Venezuela, sobre todo volcados más al Atlántico que a al cordón andino, con la proa puesta en la UE.

La situación boliviana preocupa mucho, por el equilibrio regional y por ser dicho país un gran productor y proveedor de gas. Y el grave conflicto abre paréntesis e inhibe a los gobiernos a acercarse a un país que desde hace muchos años está prisionero de su fractura virtual y ante la amenaza de una ruptura real.

Por supuesto, que es un obstáculo a la pretensión del gobierno argentino el estado del conflicto con Uruguay. Allí, más allá de las idas y venidas de ambos gobiernos, la Asamblea de Gualeguaychú sigue siendo uno de los principales avivadores del fuego. 

Como se ve, la mayor vocación de la presidenta electa se está desplegando claramente, como así también una mejor comunicación con los medios. El uso de lenguaje coloquial y reflexivo, con ausencia de irritación y agresividad, logran que Cristina Fernández exhiba un perfil más sociable del que tenía en la campaña.  Esto no evita que este gobierno mantenga una disputa por la visión que los medios entregan a la sociedad.

Es conocida la relación controvertida, e hipócrita muchas veces, entre la clase política y los medios de comunicación. Ahora, en esta etapa que se inaugura, parecería que Cristina Fernández está dispuesta a “ganarle" a los medios desde una postura más racional, eligiendo la línea argumentativa para reprochar la distorsión que la prensa origina entre lo que el gobierno produce y lo que la población recibe. Algunos medios han recogido el guante y responden, pero la mayoría de ellos lo hacen considerando el crédito que la presidenta electa se ha ganado legítimamente en las elecciones.

Tal vez, alguien aconseje a Cristina Fernández continuar con su estilo, porque hasta podría llegar a disolver las resistencias de algunos sectores de la clase media que no la votaron, y cuya interacción entre la aspirante a la primera magistratura y una parte sociedad hacía ruido.        

Otro paso que la presidenta está dando son las señales que afirman que el cambio se agota en ella misma, en su particular estilo, y no por las políticas públicas, que en esencia siguen siendo las mismas.

Mientras Cristina no pierde el tiempo, la oposición no ha logrado terminar de ponerse de pie, y todavía sigue acomodándose y metabolizando la derrota. Inclusive Elisa Carrió que volvió de sus vacaciones y hace movimientos de prensa destinados a mantenerla a flote como jefa política, ha sufrido un pequeño éxodo por su costado de centro-izquierda.