De aquí a marzo del 2008, lluvias y tormentas... y escasos momentos de sol.

Sombrío panorama nos espera en España para las elecciones de marzo del 2008. Parece ser que se agudizan los ataques sistemáticos contra el estado de derecho por parte del Partido Popular que, como un animal herido, huye para adelante y en su huída se carga todo lo que encuentra en el camino.

 Cuando los ciudadanos españoles deberían de entrar en los próximos meses en un período de razonamiento y reflexión ante las alternativas electorales que se le presentarán en la campaña política, parece ser que se configura desde el Partido Popular, una campaña sistemática de crispación y enfrentamiento social que, en forma irresponsable, se intenta ubicar en el centro de la escena política para dividir a los españoles, con el propósito espurio de capitalizar políticamente los supuestos resultados de esta acción psicológica.

 Los españoles están esperando de la oposición propuestas superadoras que satisfagan sus necesidades. Quieren escuchar del Partido Popular un plan de gobierno alternativo. Y por el contrario, lo único que se percibe es más conflicto, utilizando cuestiones muy sensibles a la historia de la democracia española y a temas que afectan a todos los españoles sin excepción de ideas políticas.

 La unidad de España y la lucha contra el terrorismo son temas muy sensibles que nos afectan a todos. Utilizar estos temas en la pre-campaña política es patético ya que intenta poner a la sociedad española frente a un precipicio.

 En el mismo momento que escribo esta nota y en el marco de los festejos del Día de la Hispanidad, el Partido Popular intenta apoderarse de los símbolos nacionales para confrontar con el Gobierno, convocando a todos los españoles a portar banderas, escudos y símbolos patrios, intentando manipular a la   ciudadanía y presentar así al Gobierno, como responsable de una política tendiente a dividir o fracturar a España.

 Jugar con estos sentimientos es de una irresponsabilidad increíble, sobre todo, cuando nuestra historia indica que este tipo de plan de desestabilización de las instituciones, nos ha dejado como resultado marcas muy profundas y difíciles de borrar en el tejido social. Intentar crear conflictos en temas muy caros a la historia de los españoles, manifiesta un grave error por parte de un Partido, que dice estar preparado para gobernar España.

 Poner en el centro de la escena a los símbolos nacionales como si existieran dos Españas es tratar de radicalizar a los intolerantes. Como así también, el utilizar la lucha contra el terrorismo como estrategia política para obtener réditos partidarios es perjudicial para toda la sociedad española.

 Hay cuestiones que, por su sensibilidad e importancia, tienen que quedar fuera de la agenda de confrontación de los partidos. Su utilización hiere sensiblemente a la sociedad y, lejos de dar soluciones, agudiza los enfrentamientos. Anunciar el "Apocalipsis", solo beneficia a los verdaderos enemigos de España.

 El Estado democrático y el Gobierno van a combatir con toda la firmeza cualquier intento de terror y violencia y van a poner y ponen todos los medios para prevenir y perseguir a los violentos.
Los ciudadanos esperan propuestas que los lleven a disfrutar más y más del Estado de Bienestar. Nosotros desde el Partido de Gobierno iremos por más. Tenemos mucho que proponer, porque sabemos que tenemos los mejores hombres y mujeres para configurar con los ciudadanos y ciudadanas la búsqueda de más y mejores derechos para todos, con una premisa central: Respeto e igualdad ante la diversidad, y solidaridad entre todos los españoles, provengan de donde provengan, desde Galicia a Cataluña, desde el País Vasco a Extremadura o desde Buenos Aires a Bruselas.

 Carlos Fernández Rial
Secretario de Comunicación
PSOE - Buenos Aires