El Indice de Precios al Consumidor (IPC) del INDEC, en septiembre, creció un 0,8 % y volvió a poner de manifiesto el crecimiento sin límites de los alquileres que aumentaron 1,7% .
El acumulado del año ratificó la aceleración de los alquileres que triplicaron la media de precios de los registros oficiales que son congruentes en sí mismos, pese a que no gozan de credibilidad.
El INDEC estimó para lo que va del año un aumento del 5,8% para el total de los precios y un 15,4% para los alquileres.
La estimación del público afectado constata una mayor inflación que muchas consultoras privadas y asociaciones de consumidores estiman que duplican los índices oficiales.
Con los alquileres ocurre lo mismo por cuanto el aumento en el transcurso del año sobrepasa el 30%.
Los alquileres no aumentan todos juntos. Diariamente vencen contratos firmados dos años atrás y los inquilinos deben afrontar el costo de la renovación que es, habitualmente, del 100% del precio del contrato vencido.
Habiendo sido renovados un tercio de los contratos de dos años , desde enero el porcentual de aumento aplicado sobre el universo del total de inquilinos ratifica la estimación del 30%.
Esto no se consigue sin una presión irresistible sobre los inquilinos que son asalariados y jubilados que no han visto mejoras de sus remuneraciones del mismo volumen y que se ven obligados a mudarse a lugares más pequeños, más lejanos y de peor calidad, descendiendo en el nivel de su habitat.
El lugar que deja es alquilado a otro que proviene de un mejor lugar y que también desciende ya que pasa, por el mismo precio, de un lugar mejor a uno peor.
Se ha precarizado también, con diversos artificios abusivos, el tiempo de duración de las locaciones, llegándose a aplicar un sistema de contratos mensuales
De tal manera que se va degradando la vivienda a ritmo acelerado con grave perjuicio familiar y en condiciones de deshumanización y genera una expulsión de los sectores de menores recursos de la vivienda formal hacia condiciones mucho más precarias de vida.
La Iglesia Católica ha tomado nota de esta grave situación. El Presidente de la Conferencia Episcopal, el Cardenal Jorge Bergoglio, y el Presidente de la Pastoral Social Monseñor Jorge Casaretto consideran la posibilidad de instituir una Jornada Anual de Oración acompañando a los inquilinos en sus súplicas para la superación de esta angustiante situación.
La UAI también se ha dirigido a la Confederación General del Trabajo, requiriéndole una manifestación de solidaridad con los asalariados y jubilados afectados por el desnivel existente entre las remuneraciones y las pretensiones de los propietarios de bienes de renta.
Pero lo que más contribuye a la desesperación de los inquilinos es que no se manifiesta ningún eco en el ámbito del poder que, en medio de una campaña electoral, no se ha dado por enterado de la grave crisis que se está generando por la inacción de las autoridades frente a una violación sistemática de Derechos Humanos consagrados a nivel mundial en 1948 e incluidos en nuestra Constitución a través de la reforma de 1994.
Radames Marini
Presidente
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