El Centro Gallego de Buenos Aires celebró su centenario

El Centro Gallego festejó sus cien años de vida con la presencia del presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, y del embajador de España en Buenos Aires, Rafael Estrella
Por Marina Pina

Además entre tantas personalidades distinguidas, se encontraban la ministra gallega de sanidad, María José Rubio Vidal, el presidente del Centro de Galicia Héctor Fernández Álvarez, el secretario general de inmigración, Manuel Luís Rodríguez González y Julio Martínez, presidente del Centro Gallego.

La cancha de baloncesto que había sido habilitada para este importante evento respiró durante horas los reencuentros y las alegrías de los más de mil gallegos o descendientes que fueron llamados para recordar parte de la historia de este Centro. Y es que, como Julio Martínez explicó, los millones de gallegos que se exiliaron a La Argentina gestaron la idea de crear un lugar donde encontraran protección y así, “un 2 de mayo de 1907 alquilaron un local y nació el Centro Gallego de Buenos Aires”, recordó el presidente de la institución a los presentes.

Luego de este discurso en el que rememoraron la historia de la institución, siguieron dos exposiciones en gallego que lograron la sonrisa en más de uno de los invitados.

“Boas noites”, así comenzaba el discurso del presidente de Galicia, Don Emilio Pérez Touriño, quien, con una tonadita parecida a la porteña pero en gallego, dijo que los emigrantes son muy valorados en su tierra materna debido a que “han logrado lo que ninguna red mundial, estar presentes en los 4 continentes”. Touriño se comprometió a darles a estos emigrantes lo que necesiten y recordó entre aplausos que “Galicia no es Galicia sin sus emigrantes”.

El presidente gallego tuvo que interrumpir su discurso en varias ocasiones gracias al emocionado auditorio que rompía en ovaciones al escuchar, de la autoridad gallega cosas como que ser gallego a diez mil kilómetros tiene un inmenso mérito o el compromiso de Galicia de no dejar de proteger la obra cultural colectiva que los gallegos han creado.

Fue una noche de muchas emociones y de volver al pasado, después de las exposiciones se escucharon los himnos de Argentina, España y Galicia y toda la sala se levantó, cantó y miró sus tres banderas con el orgullo y la emoción de aquel que ama su tierra, se emociona con los primeros acordes de su himno y, sobre todo, con el orgullo de aquel emigrante que salió de su tierra, coincidió con sus compatriotas en La Argentina, decidió unirse a ellos y pasar los duros años de adaptación haciendo lo posible por no perder nada de su Galicia querida y ser el más porteño de Buenos Aires. La emoción de los más de mil gallegos que en este cálido sábado tuvieron un trocito de Galicia en Buenos Aires.