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Echando leña al fuego

Echando leña al fuego

El Gobierno ha anunciado recientemente, entre otras medidas de política económica, una reducción en la presión tributaria formal – aumento en los mínimos no imponibles para el impuesto a las ganancias – y un aumento en el gasto público los beneficios – reajustes en los beneficios jubilatorios.

Ambas medidas significan aumentos en la demanda efectiva, en momentos en los que ese mismo Gobierno sostiene una lucha intensa para frenar la inflación.

En términos de política económica estamos ante una contradicción: algunos instrumentos tratando de frenar la inflación y otros alentándola.

El uso de cada instrumento de política económica produce, cuando está bien diseñado, algunos beneficios representados por avances hacia el logro de uno o más objetivos. Al mismo tiempo, todos esos instrumentos acarrean costos, representados por retrocesos en el logro de otros objetivos que se presentan como deseables. El beneficio neto es la diferencia entre los beneficios brutos y los costos.

Es bien conocida la dificultad que existe para medir esos beneficios y costos, la que originó que un conocido economista de los Estados Unidos de Norteamérica aconsejase abstenerse del uso de todo tipo de instrumento de política económica, excepto un aumento de la oferta monetaria igual al aumento en el producto, de modo de mantener estable la tasa de liquidez.

Para el caso de los dos instrumentos que se comentan, por lo menos podemos estar seguro que ambos presentan costos positivos en términos de presiones inflacionarias de demanda. Por lo tanto, si el aumento en esas presiones es mayor que cero, el uso de estos instrumentos hará necesario sea profundizar en el uso de los instrumentos anti-inflacionarios ya en uso, sea incorporar nuevos instrumentos anti-inflacionarios. Cada una de ambas opciones tendrá un costo en términos de otros incentivos.

Una opción, por supuesto, es descargar sobre los instrumentos actuales –acuerdos de precios, subsidios y otros instrumentos fiscales, la tarea demantener la inflación por debajo de los límites deseados. A más leña respondemos con el uso de matafuegos.

Otra opción, si el gobierno desea ser simétrico, es aumentar la presión fiscal vía, por ejemplo, aumentos en la tasa del impuesto a las ganancias, y reducción en los beneficios jubilatorios para los que hoy perciben más de x $ por mes.

Veamos las consecuencias de cada acción.
Con el primer instrumento se incrementará la progresividad de la estructura de tasas. Cada contribuyente tendrá que pagar alícuotas más elevadas sobre sus ganancias, netas del nuevo mínimo no imponible.

Con el segundo instrumento, se reducirá la progresividad en la estructura de beneficios jubilatorios.

Como consecuencia se logrará que la estructura de los ingresos netos sea más
igualitaria. Queda por saber si este es el objetivo buscado.

Por Hernán Llosas
Investigador en las Universidades Católica Argentina y Nacional de La Plata.
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