En Cataluña se dice que quien no tiene trabajo “peina al gato”. El anuncio de un partido de fútbol entre la selección catalana y la de los Estados Unidos ha soliviantado a políticos y deportistas.
Al conocer la convocatoria del encuentro futbolístico, la Federación Española (RFEF), que lidera el incombustible Villar, prohibió el partido por celebrarse en una fecha, el 14 de octubre, en la que también hay partidos de las selecciones oficiales.
La reacción de la federación catalana de fútbol fue negativa y en el tema entraron por ejemplo directivos del Barça, el propio Laporta y del Español, favorables a jugar el encuentro diga lo que diga la federación española. Recuerdan que las federaciones tienen entidad jurídica propia. Laporta, usualmente comedido instó a los políticos a “mojarse” y desde el gobierno catalán, la secretaria general de deportes, Anna Pruna, ha llamado a no hacer caso de la federación española, a lo que se ha sumado Artur Mas, que respecto a la federación de Villar y su prohibición ha manifestado: “Ya pueden decir misa” y se ha sumado al boicot.
El presidente de la federación catalana ha marchado a los Estados Unidos para intentar convencer a sus homólogos yankis de que jueguen con Cataluña. Y parece que la federación española de fútbol ha anunciado sanciones a los jugadores que se apunten al partido de Cataluña, en caso de que este se termine por jugar. Pase lo que pase, el episodio servirá para calentar el 11 de septiembre, la diada, a pesar de los intentos de Montilla de “enfriar” las reivindicaciones y poner la gestión sobre la mesa.
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