Que el PP es un partido con militantes con opiniones diferentes es obvio, porque es una organización que a nivel español representa alrededor del 40% del electorado. Esto se reduce en territorios como Cataluña donde la beligerancia popular con el catalanismo transversal le deja poco margen (entre un 10 y un 13% de los votos). Además están las realidades locales donde cada uno es un mundo. Así, mientras el Partido Popular en Cataluña criticaba duramente la presencia de Carod en el funeral por el ex senador Xirinachs, conspicuo independentista e incluso condenado por considerarse públicamente amigo de ETA, el PP de la localidad barcelonesa de Ripollet (35.000 habitantes) dio su apoyo a una declaración de la Junta de portavoces municipal en la que se reconocía la personalidad antifranquista y nacionalista del ex sacerdote que se suicidó recientemente.
Ante el revuelo provocado al trascender la información, el presidente del grupo popular de Ripollet, Pere Calvinyo, negó haber apoyado la declaración, tal y como se destaca en la web municipal http://ripollet.cat/asp/llistat_noticies.asp?ID=8997
Ripollet es una población del cinturón industrial de Barcelona gobernada por el PSC (9 concejales), con un grupo de izquierdas local, Comprimís per Ripollet (5 concejales), que lidera la oposición. En tercer lugar queda el PP (4 concejales) y CiU con 3.
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