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Cisneros, el hombre político

Cisneros, el hombre político

Gabriel Cisneros Laborda (Tarazona de Aragón, Zaragoza, 1940) es uno de los pocos políticos que ha sido parlamentario en todas las legislaturas menos en una. Casado con Irene del Prado Mozas, tenía tres hijos. Cisneros era licenciado en Derecho y funcionario del Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado, lo cual no fue óbice para que ejerciera el periodismo con colaboraciones habituales, pro ejemplo, en el diario ABC.
Estudió el bachiller en el Instituto de Soria y la carrera de Derecho en las Universidades de Oviedo y Madrid. Y ahí, en el medio universitario, fue donde se inició en la política, enrolándose entonces en el sindicato del Movimiento, el SEU, el único existente, por cierto, del que fue vicesecretario general de Departamento en la Jefatura Nacional (1960-61). Luego, entre 1969 y 1972 ocupó el cargo de Delegado Nacional de la Juventud y, paralelamente, fue Consejero Nacional del Movimiento en 1971 y procurador en Cortes en la X Legislatura franquista. Desde los años sesenta venía desarrollando una asidua labor de comentarista político, primero en el diario “Pueblo” y después en “Blanco y Negro” y luego, como ya hemos señalado, en ABC.
        
En el régimen de Franco, a Cisneros quisieron ‘enrolarlo’ como colaborador en los incipientes servicios secretos, cuyo jefe, José Ignacio San Martín, lo retrataría así en su libro “Servicio Especial” (Planeta, 1983): “A Baldomero Palomares le sucedió en la Delegación Nacional de la Juventud, Gabriel Cisneros, cuando Fernández Miranda se hizo cargo de la Secretaría General del Movimiento. Aquél tenía entusiasmo y ambición política. Nos ayudó algo, con más apariencia que realidad. Gabriel Cisneros, comentarista de ‘Pueblo’ y técnico de la administración civil del Estado, al suceder a aquél, desató las iras de los elementos ultras del régimen y muy especialmente de Fuerza Nueva (...) Dadas las referencias que teníamos de él, no demasiado buenas, nos resistimos al principio a entrar en contacto con él. José Miguel Ortí Bordás lo defendió con tal fuerza de convicción y entonces comenzamos a relacionarnos con el nuevo delegado nacional de la Juventud, sin abrirnos mutuamente demasiado”.
       
 “Y, sin embargo, colaboró con nosotros mucho más eficazmente que su predecesor, de quien no podíamos olvidar que en ocasiones daría a sus delegados provinciales consignas para que se abstuvieran de colaborar, aunque luego diría que era para evitar indiscreciones”.
        
“No digamos nada de la Operación ‘Juventud’, orientada a la captación para el Movimiento de miles de muchachos, que constituiría un fracaso y de la cual no nos podríamos beneficiar. Con Gaby, en cambio, todo fueron facilidades y cuando se le presentaba un problema acudía a nosotros. Tal fue el caso de la designación de los cinco representantes españoles en la Asamblea Internacional de la Juventud, celebrada en Nueva York en julio de 1970, bajo los auspicios de las Naciones Unidas. Dio facilidades también para dar charlas en los colegios menores, proporcionándonos locales para realizar nuestros cursos de formación. Y a la ANUE -Asociación Nacional de Universitarios Españoles- le dio una ayuda mensual pequeña, concediéndole en exclusiva la dirección de dos turnos en el campo de trabajo de Altafulla (Tarragona)”.

        
Pero, con muchísimo menos rencor y con muchísimo más reconocimiento a su labor en pos de la reconciliación entre españoles y para el advenimiento de la democracia, de Cisneros también han escrito: “Se puede decir sin exageración que fue uno de los hombres clave para ese acuerdo entre ‘azules’ y comunistas, pasando, claro, por democristianos y socialistas, que posibilitó un tránsito dulce hacia la democracia, cuando todo hacía presagiar importantes tormentas de ruptura".
       
 “Solo por esto, por haber predicado el abandono de cualquier línea intransigente de dureza y de fidelidad a unos principios del Movimiento que ya se derrumbaban de cualquier manera, ‘Gabi’ Cisneros merece reconocimiento. Su talante flexible y amable también facilitó no poco el entendimiento entre los ‘padres’ de la Constitución que hizo posible que nuestra Carta Magna quedase aprobada en 1978”.
        
Efectivamente, durante el Gobierno de Carlos Arias Navarro se destacó como uno de los políticos de la vida oficial más firmes defensores de la evolución aperturista de la dictadura y a él se le atribuye la autoría del “discurso del 12 de febrero”, pronunciado por Arias, donde se apuntaban tímidos pasos en esa dirección. Fue Jefe de los Servicios de Estudios de la Presidencia del Gobierno (1974-75) y figuró junto a Manuel Fraga en su intento de crear un partido político, pero se distanció de éste a raíz del nombramiento de Fraga como ministro del Interior en el primer gobierno de la Monarquía. Se integró en UCD como independiente y en el primer Gobierno de Adolfo Suárez desempeñó la Dirección General de Asistencia Social del Ministerio de la Gobernación (1976-77).
        
Diputado en 1977 por Soria, fue uno de los siete integrantes de la Ponencia Constitucional, que elaboraron la Constitución de 1978. Dentro de la estructura organizativa de UCD, fue nombrado secretario de Información en abril de 1979 y tres meses después fue gravemente herido en un atentado de ETA (3.7.1979) cuando regresaba a su domicilio, en la calle Lope de Rueda, en Madrid. En esos momentos se atribuyó el atentado a su ataque al Proyecto de Autonomía para el País Vasco, publicado en la Hoja del Lunes de Madrid unas fechas antes del atentado. Sea como fuere, ese atentado le dejó secuelas ya de por vida. Luego ocuparía los cargos de secretario general de Relaciones con las Cortes y, posteriormente, de secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, y fue diputado nuevamente en las elecciones de 1982.
        
Tras abandonar temporalmente la política, en 1988 se reincorporó a esta actividad en las filas del Partido Liberal y un año después abogó activamente por la integración de esta formación en el Partido Popular. Se afilió al PP en 1989, con la refundación, incorporándose a su Comité Ejecutivo Nacional, para el que fue reelegido en los sucesivos congresos del partido.
       
 Ha sido diputado de UCD por Soria en las Legislaturas Constituyente (1977-79); I (1979-82) y II (1982-86); del PP por Burgos en la IV (1989-93), V (1993-96) y VI (1996-2000) y del PP por Zaragoza en las legislaturas VII (2000-2004) y VIII (2004-).


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