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¡¡Enhorabuena a los premiados!!

Crecido por el éxito más que relativo del debate sobre el estado de la Nación, José-Luis Rodríguez Zapatero acaba de hacer hoy, a primera hora de la mañana, su segunda crisis ministerial. Remodelación superficial y de corto recorrido, con las elecciones en puertas. Cambia los titulares de cuatro ministerios y da entrada a tres caras nuevas.

A la sorpresa inicial (ZP comunicó los cambios al Rey en la tarde de ayer), cabe añadir las sorpresas de los cesados. Empezando por Jordi Sevilla, al que en Administraciones Públicas sustituye Elena Salgado. El valenciano pertenecía al núcleo duro del Gobierno y, en la penumbra del segundo plano había dirigido, con bastante acierto, un circo de tres pistas: estatal, autonómica y local. Su salida del Gobierno habrá que interpretarla en clave de desembarco en el socialismo valenciano, tan alicaído por las crisis internas y los malos resultados electorales del 27M.

Casi desde su toma de posesión, Carmen Calvo (Cultura) y María Antonia Trujillo (Vivienda) llevaban inscrito en la frente el rótulo de cesables. A Calvo, intemperancias verbales aparte, la hundió el fracaso de la Ley del Cine. Su sucesor, el coruñés César Antonio Molina, poeta, periodista, crítico y hasta la fecha director del Instituto Cervantes, tiene imaginación, cultura y, en especial, una notable capacidad de gestión. Él será el encargado de pacificar el gallinero cinematográfico español, repartiendo equitativamente el alpiste entre todos los sectores. La sustitución de Trujillo en Vivienda por Carmen Chacón, vicepresidenta del Congreso, tiene una doble interpretación. Por un lado, la catalana, es persona de toda la confianza de Rodríguez-Zapatero, y forma parte del grupo que le ayudó a llegar a la secretaría general del PSOE. Por el otro, Chacón, por su juventud, carácter y desenvoltura, puede ayudar a vender la política de vivienda del Gobierno. Se trata de una apuesta electoral.

La tentación de traerse al ministerio de Sanidad a un científico de campanillas ha sido una constante en todos los presidentes del Gobierno. Rodríguez Zapatero lo ha hecho y ha fichado, en sustitución de la fundamentalista Elena Salgado, a Bernat Soria. Es la luminaria, el castillo de fuegos artificiales. Porque Soria, investigador de reconocido prestigio en el campo de la reproducción asistida, no es sólo un animal de laboratorio, un científico al uso. Es alguien que vive con los pies en el suelo, atento a los signos de los tiempos y, además, con una apreciable capacidad de gestión.

Apuntalado su Gobierno, Rodríguez Zapatero, por si cabía alguna duda, aprieta a fondo el acelerador de su vehículo electoral. Ciertamente, podía haber realizado algún cambio más, como el de Magdalena Álvarez, la polémica titular de la cartera de Fomento, (de hecho, ZP, a primeros de año estuvo tentado a hacerlo, justamente cuando comenzó la debacle de la red ferroviaria de Cercanías en Barcelona) pero los efectos en este ministerio no se hubiesen dejado sentir en los ocho meses que quedan de legislatura. Salen tres y entran cuatro. ¡¡Enhorabuena a los premiados!!

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