Es una chica Aznar, criada desde los cargos técnicos hasta alcanzar la cartera de ministra. Luego fue recogida por Esperanza Aguirre, (tan proclive a dar cobijo a los desheredados de aquella etapa aznarí).
Elvira Rodríguez tiene el valor reconocido en gestión de cuentas y de impuestos, pero no tanto como ex consejera de Transportes e Infraestructuras de la Comunidad de Madrid, (sus meses de gestión coincidieron con las averías más sonadas y se hizo famosa por recelar de sindicatos y empleados). Por lo tanto su nombramiento sería una cariñosa ‘patada hacia arriba’, Aguirre se la quita de en medio y la envía a un balneario presidencial, mucho más cuándo toca legislatura de mayoría aplastante que técnicamente se llama absoluta. Rodríguez va a tener que acreditar cintura para negociar con los grupos parlamentarios, un nuevo reto en el que no tiene experiencia y sí un mal antecedente en sus broncas con los sindicatos.
El movimiento de Elvira Rodríguez abre el camino a otros peones que aspiran a recolocarse, (y a los que van a ser recolocados). Nos espera una semana en la que Madrid va a recuperar su condición de mentidero.
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