Una derecha poco seria

Nada menos que 53 días. Tardanza, afirma el editorialista del diario conservador, que “trasluce desinterés y confirma los peores augurios”. Busco en al hemeroteca la opinión que le merecía al mismo rotativo el hecho de que presidente Aznar no visitara oficialmente Cantabria ni una sola vez en los ocho años en que estuvo en La Moncloa, pero no hay nada.

No es que me parezca baladí que Zapatero no se haya desplazado hasta Cantabria tal como prometió al presidente de Cantabria. Es un feo, con alguna trascendencia política por la utilización que del asunto está haciendo un PP regional carente de ideas y proyectos.

Pero de ahí a convertir el retraso en origen y causa de nuestro abandono secular como región solo puede deberse a la estulticia del editorialista o a un ejercicio más de demagogia partidista pasada de rosca. El debate de las comunicaciones en Cantabria arranca desde la reivindicación del Santander-Mediteráneo, que no es cosa de la democracia, sino que servía a la prensa local, cuando todavía imperaba la censura franquista, para hacer alardes de independencia critica.

Cíclicamente se reclamaba la reiniciación de las obras de la conexión ferroviaria. Al artículo, ilustrado con una foto antigua del túnel de la Engaña, le sucedía, en días posteriores, una declaración del ministro de turno sobre un estudio inmediato en torno a la viabilidad de dicha obra, iniciada por Indalecio Prieto, el socialista ministro de Fomento de la II República.

Casi siempre que en Cantabria se aborda el tema de las comunicaciones, ya sean por tierra mar o aire, lo hacemos, lo hacen, en términos comparativos con nuestros vecinos. Es una política infantil, de patio de colegio. Lo que necesita Asturias a lo mejor no es lo mismo que necesita Cantabria, o el País Vasco, o Galicia… Echo en falta en los análisis periodísticos, también en los del Gobierno, la justificación, la razón de ser de inversiones tan costosas.

Porque, por ejemplo, ¿me quieren explicar como hacer rentable la inversión en un tren de alta velocidad que una Santander y Madrid en algo menos de tres horas, con una autovía a la Meseta a punto de culminar que pondrá la capital de España a tiro de piedra (algo más de tres horas), y vuelos con igual destino desde Santander o desde Bilbao a precios de puente aéreo? Medio millón de habitantes, por mucho tráfico que se produzca en sentido contrario, es decir desde el centro de la península a nuestra tierra, da para lo que da. Sin olvidar que ya está en marcha la conexión con la cuenca del Ebro, que también cuenta, mediante la Autovía Dos Mares.

En el sentido de aprovechar inversiones se produjo la intervención del Delegado del Gobierno en Cantabria, Agustín Ibáñez, para sugerir que el tren de alta velocidad para pasajeros fuera compatible con el transporte de mercancías, aunque ello supusiera reducir la velocidad y aumentar la duración el viaje (en media hora, aproximadamente). Una propuesta ligada al desarrollo de nuestro puerto que no ha merecido más que el silencio, de un lado, y las descalificaciones de la oposición.

El periódico de la derecha, siempre atento a analizar los proyectos de obra pública, no ha entrado al tema. Y es que mejor seguir haciendo demagogia que pensar el futuro de Cantabria. Cansa más y produce menos réditos políticos al PP, que ha hecho eje de su campaña, cuando no insulta o hace denuncias falsas, la marginación de Cantabria en materia de comunicaciones. Par ver lo que hicieron ellos cuando gobernaban les recomiendo la información publicada por este dirio digital sobre los planes para Cantabria de Álvarez Cascos.