En este país no ahorra ni el Tato. Las estadísticas dicen que la tasa media de ahorro de las familias y las instituciones sin fines de lucro se situó el año pasado medio punto por debajo de la del año 2005. Gastamos más que ingresamos. Consumimos por encima de nuestra renta disponible. Ya sabemos que las medias pueden ser engañosas. Muchos ahorran bastante y muchísimos no llegan a fin de mes. La mayoría, en todo caso, se endeuda para consumir y lo hacemos tanto los hogares como las empresas con dinero procedente del exterior. Lo llevamos haciendo ya muchos años y ahora que el precio del dinero se ha encarecido es cuando podemos empezar a tener problemas. Endeudarse es más caro y nuestro patrimonio en casas puede que esté asistiendo a un descenso en su valoración. Este combinado nos conduce inexorablemente a a un periodo de menor riqueza aparente y de mayor incertidumbre. Como los salarios no se mueven al compás de los precios reales de los productos elementales de consumo, podemos asistir a un descenso del consumo, uno de los pilares en que está basado el crecimiento de la economía española.
¿Cuánto tiempo puede seguir la economía española requiriendo fondos del exterior? Hasta hace unos meses era fácil. Nuestros socios en Europa pasaban por un momento económico delicado. Pero esta situación ha cambiado de forma radical y ahora esos países crecen, necesitan financiación y son más fiables. Ahora quizás es prematuro hablar de la escasa credibilidad de nuestro país en los círculos financieros internacionales, pero el daño está hecho y será cuestión de tiempo que lo notemos en toda su crudeza.
En este momento invertir en España tiene un riesgo añadido: el Gobierno puede inventarse decretos, cambiar las reglas de juego o sencillamente hacerte la puñeta. La CNMV, el organismo regulador por excelencia, la esencia de la transparencia en los mercados está en entredicho. Su presidente quiere dimitir y explicar sus razones, pero el gobierno que le nombró no le deja. Su comparecencia va a dejar al ejecutivo literalmente en cueros tras su actuación en la OPA a Endesa. Da la impresión de que en el Gobierno nadie se lo toma en serio. Cuando el sostenimiento del ciclo de crecimiento necesita financiación del exterior habrá que dar la imagen de país serio. Es de perogrullo. Pues ya lo ven. La respuesta que se está dando es más espectáculo ridículo y bananero y no hay más que leer la prensa extranjera para darse cuenta de que por ahí fuera empiezan a no tomarnos en serio. Y, lo peor, aún nos queda mucho por ver.
Si (
No(
