red.diariocritico.com
¿Ha perdido la sonrisa Michelle Bachelet?

¿Ha perdido la sonrisa Michelle Bachelet?

La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, parecía haber perdido la sonrisa cálida de madre protectora que irradia sobre el ámbito áspero de la política contingente de Chile.

Tras una gira triunfal por Guatemala, México y Panamá, del 18 al 22 de marzo, desarrollando una diplomacia, contemplando la realidad política de la región y los intereses internacionales del Estado chileno, Bachelet se vio obligada a mirar el tablero político interno y una realidad político social que parecía escaparse de sus manos.

Un síntoma de la gravedad de la crisis y del desastre dejado por la radical reforma del sistema de transporte urbano de pasajeros, fue el silencio ominoso del gobierno y las 48 largas horas de reflexión y consultas de la Mandataria.

Pero la presidenta salió de la crisis, golpeada sin duda, pero sólida y, tomando el toro por las astas, hizo los cambios necesarios en su equipo de gobierno.

La presidenta, la primera mujer en la historia republicana del país en ocupar el sillón de O'Higgins, el Padre de la Patria, no sonreía al anunciar y justificar los cambios de gobierno el lunes 26.

Y es más: asumió, con franqueza y autocrítica -algo poco visto en la escena política local- las responsabilidades propias y las de su equipo en la planificación, la implementación y la puesta en marcha del ambicioso plan de transformación del sistema de locomoción colectiva de la capital chilena, el "Transantiago".

En medio de la tormenta, esta mujer, que llegó a la política, según se dijo, por voluntad de los ciudadanos, y lo hizo en medio de las miradas  condescendientes de los varones -y los barones- de la política local, mostró las suficientes agallas que hicieron callar a los mas enconados contradictores.

Porque a un año de la asunción al mando de Bachelet se acabó la luna de miel inicial -que en realidad fue bastante breve- y los opositores, sobre todo de la derecha política, no dan ni piden cuartel, llegando a la grosería y a la agresión verbal.

La crisis del Transantiago sirvió para que lanzaran sus acusaciones poniendo en duda la capacidad de la presidenta para administrar el país, para tomar decisiones, para elegir sus equipos, para imponer sus opiniones.

A ello se agregó el estallido de la violencia callejera, el jueves 29, día en que se celebra el "Día del Joven Combatiente, en memoria de dos jovenes insurgentes asesinados por la dictadura de Pinochet en 1986, y que terminó con 859 detenidos, tras una jornada de barricadas, tiroteos, bombas incendiarias, agresividad desatada, de grupos anarquistas que desafiaron a las fuerzas policiales.

Lo cierto es que, a pesar de todo, Bachelet sigue encontrando el apoyo de la población, que mantiene su confianza en ella, a pesar de la obvia erosión que muestran las encuestas, y el dominio de la opinión pública nacional mediante una prensa controlada por la oposición de derechas.

Una encuesta de la consultora Adimark, dirigida por Roberto Méndez, colaborador de Sebastián Piñera, empresario y precandidato presidencial del centroderechista partido Renovación Nacional, reconoce, a pesar de una baja de 3.7 por ciento en la aprobación ciudadana, los méritos personales de la Mandataria.

De acuerdo a la consulta, realizada en 16 de las principales ciudades del país, a un universo de 1.016 personas, entre el 7 y el 27 de marzo, un 75.7 por ciento la identifica como "querida por los chilenos", un 72.9 la considera "respetada" y un 66.3 por ciento la estima "creíble".

Un 61.9 por ciento considera que la presidenta tiene capacidad para enfrentar situaciones de crisis y un 61.2 por ciento señala que "cuenta con liderazgo".

(Por cierto este tipo de encuestas -y este tipo de preguntas- no se hizo antes con presidentes hombres)

Entonces, ¿qué pasa con esta mujer, cuya suerte es seguida con interés por los chilenos y también en el exterior?. ¿Qué es lo que explica, ya no su elección, sino la mantención del apoyo, la  simpatía que sigue despertando, a pesar de errores, dificultades y situaciones críticas?.

En medio de una comprobada decepción por los Partidos Políticos y otras instituciones del Estado, la figura de Bachelet sigue despertando adhesión.

Tal vez en un mundo de incertidumbres más que de certezas, en que quedaron los chilenos tras sus experiencias traumáticas de 1973 y los 18 años de dictadura, Bachelet viene a representar "la Madre Coraje", que todos los pueblos tienen.

Mujer, separada, madre soltera, agnóstica, socialista, luchadora clandestina en su momento, exiliada, hija de un general muerto a consecuencia de las torturas, prisionera ella y su madre, médico pediatra, ministra de Defensa, Presidenta, reune en su persona determinaciones revolucionarias de disciplina, valores democráticos, virtudes militares y humanas.

Ese es el resumen del perfil singular de una personalidad que entra en la historia de un país que busca dejar atrás un pasado de tragedias personales y colectivas y construir un futuro.

Bachelet viene a ser la figura mítica de "la madre", que acoge y asume la cabeza de la familia, toma las riendas del hogar en un país de "huachos" (hijos de padres ausentes, que eluden y desconocen su paternidad) -diría la antropóloga chilena Sonia Montecino-.

En un país lleno de mitos y leyendas, donde campean los poetas y los historiadores, Bachelet encuentra así un lugar en el altar  personal de la familia chilena.

Sólo que junto con el amor está el desamor y el odio. Y no faltan los que prefieren rechazar incluso las figuras maternales y todo lo que suene a instituciones o respetos.

Y Bachelet tiene que contar con ello. Es el examen que tiene que dar a diario.

--------

Marcel Garcés es periodista.
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios
ventana.flyLoaderQueue = ventana.flyLoaderQueue || [] ventana.flyLoaderQueue.push(()=>{ flyLoader.ejecutar([ { // Zona flotante aguas afuera ID de zona: 4536, contenedor: document.getElementById('fly_106846_4536') } ]) })