Ahora el Ayuntamiento de Ermua, donde Carlos Tottorica, un alcalde valiente y otrora admirado, parece haberse crecido, trata de prohibir que el Foro de Ermua utilice el nombre de la ciudad para sus actividades políticas, casi siempre de protesta contra el Gobierno socialista. Como si la denominación perteneciese al alcalde, a la corporación o incluso al conjunto de la ciudadanía, que seguramente no comulga con la orientación actual del Foro o al menos de muchos de sus promotores, con Mikel Buesa al frente.
Apropiarse del nombre de una ciudad, arrebatándoselo a otros es una muestra más del talante, o mejor de la falta de él, que impera en estos tiempos que corren. Hemos criticado en más de una ocasión el sesgo que ocasionalmente adopta el Foro de Ermua, ligado invariablemente a las actitudes de la oposición. Pero eso nada tiene que ver con los intentos de silenciarlo. Eso es, simplemente, censura. Que lleva al totalitarismo. Cada vez estamos, ay, más lejos de la tolerancia, que es la base de la democracia.
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No(
