La Iglesia católica instó a practicar el evangelio y a expresar los mismos sentimientos que tuvo Cristo, ayudando a los más necesitados. Con este llamado, el cardenal Julio Terrazas inauguró la Semana Santa con la misa de Domingo de Ramos, que se celebró en el atrio de la catedral. Dijo que la Semana Santa no se reduce a ritos o a un menú, sino que se trata de una celebración de toda la vida. Exhortó a que todos los creyentes, la Iglesia y los pueblos, que dicen que han asimilado la enseñanza del Señor, asuman este reto.
“No miremos a las nubes, no escapemos de nuestra realidad. El Señor nos habla hoy en esos miles y miles de hermanos que a causa de las inundaciones han quedado en el olvido, en situaciones precarias. Ahí está el Señor sufriendo con ellos y esperando que nosotros lleguemos a su encuentro”, reflexionó Monseñor.
También instó a encontrar al Maestro en esos miles de compatriotas que por buscar mejores días son humillados, avasallados, deportados, engañados y explotados por los de fuera y por los de dentro, de manera especial. “Allí está el Señor, gritando que nosotros cultivemos la justicia, que no cultivemos más las ilusiones de salir por salir, pero que tampoco seamos tan indiferentes, que no seamos capaces de tomar medidas para que todo lo que necesita el hombre para vivir lo pueda tener hoy en Bolivia, sin necesidad de humillarse en otro lugar”, reflexionó el religioso durante la eucaristía que concentró a miles de fieles.
Pidió a los católicos buscar a Jesús también en esos miles de niños que quedan abandonados, que están iniciándose en las drogas; en esas niñas que son violadas y en los pobres que no tienen ya esperanzas. “Tenemos que descubrir que es Cristo el que nos está diciendo: la celebración auténtica (de la Semana Santa) debe tocarme, allí donde estoy, para que las soluciones no sean una fantasía ni tampoco realizaciones sólo para los privilegiados de siempre”, sentenció.
Un clima agradable favoreció a los centenares de fieles que se dieron cita con palmas en mano en la puerta de la parroquia San Francisco para rememorar la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Allí Terrazas bendijo las palmas para luego encabezar, portando el báculo, una romería hasta la Basílica Menor de San Lorenzo. El trayecto estuvo marcado por cánticos. Ya en la catedral metropolitana miles de fieles oyeron la misa con atención, en la que se destacó la teatralización de las lecturas bíblicas.
La celebración también se hizo sentir en el resto de las iglesias católicas de la ciudad, como María Auxiliadora, el Señor de los Milagros y Santísima Trinidad, que congregaron a muchos feligreses. En las provincias también se vivió el Domingo de Ramos con mucha devoción y fe.
Otro de los lugares que lució abarrotado de feligreses fue el Pahuichi de La Mansión. Allí los carismáticos con palmas en manos iniciaron la Semana Santa. “Para nosotros esta celebración tiene un significado de conversión,un despojarnos de todo egoísmo para que podamos llegar con un corazón limpio al misterio pascual, para encontrar a Dios en nuestras vidas”, dijo el padre Andrés Molina, que junto a otros religiosos celebró la eucaristía, que se prolongó hasta las 12:30
Agregó que los fieles han tenido 40 días para reflexionar sobre sus vidas. Dijo que el camino para la conversión es el confesionario y no el salón de belleza, que muchos eligen, destacando la presencia de varios hombres que han sido capaces de reconocer que son pecadores. También destacó el ayuno y las jornadas de oración.
Terrazas instó una vez más a reflexionar sobre el hecho de que para alcanzar la salvación y la libertad que tenemos, el Señor murió en la cruz, por lo que a los cristianos también les corresponde ese camino “para terminar con las trabas, con tanta esclavitudes, con tantas maldades, con tantas traiciones”. Además, pidió a los feligreses iniciar una Semana Santa no sólo de boca para fuera, y que no sea como el pueblo de Jerusalén, que el Domingo de Ramos cantó la entrada triunfal y el viernes próximo grita: crucifícalo, crucifícalo. “Hagamos de la Semana Santa un espacio para encontrarnos con el Señor; dejemos esas espinas que se van metiendo en nuestros ambientes, de pensar que es sólo el viernes”, puntualizó.
A propósito de las ofertas de Semana Santa dijo: “Cuidado hermanos, se habla de Semana Santa y se nos ofrece mucho, pero es aquí donde los creyentes tenemos que ser claros. La Semana Santa no es pescado, no es prohibición, no es tiempo de tristeza ni de abatimiento, no es para repetir el gesto del crucificado. El reino de Dios no se construye con armas. Las palmas que ustedes llevan no son armas para matar, son signos para recordarnos la vida y para rememorarnos que el Señor ha venido hoy para estar con nosotros”, dijo.
En todos los templos se replicaron las celebraciones de Domingo de Ramos. En las provincias, la gente participó de la bendición de palmas. En La Guardia, la gente acompañó la procesión que se hizo alrededor de la plaza principal del pueblo. “La gente es muy religiosa, acompaña todas las celebraciones”, señaló Francisco Vargas.
La gente que vive al otro lado del río madrugó para estar presente en la eucaristía. Los jóvenes preparan entusiasmados una dramatización de la pasión de Cristo, que la mostrarán el Viernes Santo, a las 20:00, en el atrio del templo.
Hasta el santuario de Cotoca llegaron cientos de devotos para pedir la bendición de la virgen. Lola Arias vino desde Paurito para participar de la misa. “Todos los años madrugo en Domingo de Ramos, lo mismo hago en Jueves y Viernes Santo”, señaló. Simón Aponte entró al templo acompañado de su esposa para hacer benedecir un cuadro de la virgen y llevarse palmas bendecidas a su hogar.
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