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Dos de cada 10 libros que se ofrecen en el mercado son ilegales

México encabeza en América Latina la piratería de libros

México encabeza en América Latina la piratería de libros

A pesar de que el promedio de lectura del mexicano es de medio libro al año, México se encuentra en la cima de la producción de libros ilegales o "piratas". De acuerdo al Consejo del Centro Mexicano de Protección y Fomento de los Derechos de Autor, la industria editorial tiene pérdidas por más de  mil 250 millones de pesos.  Así, libros como "¨Quién se llevó mi queso?", "Crónicas malditas", "Dios, hazme viuda", los de autores como Paulo Coelho, Carlos Cuauhtémoc Sánchez, Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez son los más solicitados dentro del mercado negro.
De acuerdo con el Consejo del Centro Mexicano de Protección y Fomento de los Derechos de Autor (Cempro), la pérdida por esa práctica equivale al 10 por ciento de la producción editorial nacional.

Además, una investigación del Grupo Interamericano de Editores coincide con los datos del Cempro, respecto a que la venta anual de libros apócrifos en el país llega a 10 millones cada año, por lo que sigue a la delantera en América Latina en lo que se refiere a la circulación de ese tipo de publicaciones.

En un estudio, el Cempro señala que, por lo que corresponde a los autores, el perjuicio económico se calcula en 110 millones de pesos al año en cuanto a regalías no cobradas.

Pero igualmente, las cantidades mencionadas impactan de modo adverso a la industria editorial mexicana, golpeada en casi 50 por ciento de su producción anual, señala el Centro en una encuesta efectuada a finales de 2006.

De acuerdo con datos de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem), al menos dos de cada 10 libros que se ofrecen en el mercado mexicano son "piratas" y el daño ocasionado a los impresores legales es de mil 250 millones de pesos, es decir, 10 por ciento del valor de la producción anual del ramo.

En un recorrido por el Centro de la Ciudad de México en busca de puntos de ventas de libros "pirata", esta agencia constató que las zonas en las que se registra mayor venta de copias apócrifas o clonadas son la Plaza de la Ciudadela y el Eje Central.

También hay gran actividad en algunas calles del Centro Histórico como Tacuba y hasta en librerías de "viejo" de la calle de Donceles.

Durante la visita se pudo encontrar que en algunas ediciones, como por ejemplo la del libro "El Código Da Vinci", de Dan Brown, editado por Umbriel, la diferencia entre un original y un "pirata" no es perceptible para un lector común.

Lo que sí es muy notable es el precio, pues mientras el libro original cuesta arriba de 250 pesos en librerías, en la Ciudadela se encuentra hasta en 80.

Aunque quizá para el comprador común la única forma de identificar una obra original de una clonada sea el precio, los vendedores ubicados sobre Eje Central coinciden en que un libro copiado ilegalmente es más delgado y presenta baja calidad de papel y la portada es borrosa, en comparación con un volumen auténtico.

"Sandra", vendedora de libros del Centro de la ciudad, asegura que expende originales y copias y que para ella la única diferencia es el precio.

Las personas, remarca, compran según su bolsillo; los clientes se fijan en cuestiones de precio y un libro "pirata" en su negocio le cuesta menos del 50 por ciento de lo que vale en librerías.

Los comerciantes de las librerías llamadas "de viejo", como "El callejón de los milagros", "El tomo suelto" y "Regia", ubicadas en la calle de Donceles, a donde acuden estudiantes y padres de familia en busca de un mejor precio, coinciden en que ellos venden de todo tipo de libros, aunque sean ilegales; "compramos y vendemos al mismo precio, por lo que no nos afecta la piratería".

La Ley de Derechos de Autor, edición 1998, publicada por la editorial Porrua, establece que la reproducción por cualquier medio de obra artística o intelectual es una prerrogativa exclusiva de los titulares de esas garantías.

Por ello, en principio, tales piezas no pueden ser reproducidas ni total ni parcialmente sin la autorización de su legítimo dueño, so pena de incurrir en una violación de los derechos de autor.

De acuerdo con el artículo 24 del Código Penal, almacenar o reproducir obras sin autorización del autor merece un castigo que puede alcanzar la libertad bajo fianza.

Al respecto, con el fin de regular la reproducción reprográfica de las obras literarias en México, en 1998 se creo una sociedad de gestión colectiva que representa y protege a los autores y editores mexicanos llamada Centro Mexicano de Protección y Fomento de los Derechos de Autor (Cempro).

El Cempro pertenece a la Federación Internacional de Entidades de Derechos Reprogáfico (IFRRO, por sus siglas en inglés) y administra las prerrogativas de reproducción de más de 60 editoriales mexicanas y sus autores.

Igualmente, protege los derechos de autores extranjeros de países como Argentina, Bélgica, Brasil, Canadá, Colombia, Dinamarca, España, Francia, Holanda, Hong Kong, Jamaica y Suiza, lo que equivale al 95 por ciento del mercado editorial nacional.

A través de la concesión de licencias, el Cempro permite reproducir de manera lícita material protegido por el Derecho de Autor.

Tales licencias representan una protección legal para el beneficiario contra denuncias o demandas por la reproducción no autorizada de las obras de parte de los autores y las editoriales titulares.

Asimismo, pueden ser necesarias para las empresas, papelerías, centro de copiado, instituciones educativas, oficinas públicas y privadas que fotocopien material contenido en los libros, revistas, periódicos y otras obras literarias.

No obstante, la creación del Cempro y de otras medidas que ha tomado la industria editorial, la piratería de libros en México es cada vez más grave y no sólo daña al autor, sino también al editor, librero, distribuidor, impresor, trabajadores de empresas culturales y, finalmente, al mismo consumidor.

Tal situación la refuerzan investigaciones del Cempro, que han encontrado que el libro "pirata" de una editorial como Oxford cuesta 100 pesos mientras que el original vale 120.

De acuerdo con la Caniem, los libros que más son reproducidos en forma ilegal son "¨Quién se llevó mi queso?", "Crónicas malditas", "Dios, hazme viuda", los de la serie "Caballo de Troya", "El hombre de la armadura oxidada" y los de autores como Paulo Coelho, Carlos Cuauhtémoc Sánchez, Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez.

Otros libros que son muy demandados en el mercado "negro" son los de Dan Brown ("Angeles y Demonios", "El Código Da Vinci") y los que se leen en secundaria, como "Juan Salvador Gaviota", "El Principito", "El Diario de Ana Frank" y "El llano en llamas".

Las cuantiosas pérdidas económicas derivadas de la reproducción ilegal de libros han obligado a autores y editores a tomar medidas para reducir los daños. La publicación de la última novela del Premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, "Memoria de mis putas tristes", muestra una estrategias para combatir la "piratería".

El lanzamiento mundial de la obra estaba programado para el 27 de octubre de 2004, sin embargo, ante la aparición en Colombia de copias "pirata" de la novela, los editores decidieron adelantar su presentación una semana.

Además, cambiaron la edición final, de modo que el texto falsificado no incluye la corrección de los detalles finales ni tiene el mismo desenlace que la versión definitiva y contiene errores ortográficos.

En Colombia, los editores fijaron el precio de la novela en el equivalente a 11.44 dólares, mientras que las reproducciones "piratas" se vendían en 4.73 dólares, es decir, menos de la mitad.

La saga de "Harry Potter", otros de los libros más falsificados, según datos de la Caniem, también dan fe de la táctica seguida para contrarrestar el delito. La Editorial Océano, encargada de publicar la serie en México, colocó hologramas para garantizar la autenticidad de los libros y así identificar las versiones "piratas".

Sin embargo, la medida no resultó, pues los reproductores "piratas" también hicieron copia de ellos, por lo que los editores decidieron abandonar la estrategia.

Una de las actividades que contribuye a la reproducción ilegal de obras es el intercambio por medio de internet de archivos que contienen las versiones íntegras de los textos, ya que para muchos lectores resulta más cómodo leer el libro completo en una pantalla de la computadora en lugar de la versión en papel.

"Harry Potter" es una de las obras más afectadas por esta vertiente de la informalidad editorial, y una muestra de ello es que, a pocos días del lanzamiento en español del quinto libro de la saga, ya había en la red traducciones extraoficiales del texto.

Sin embargo, tales versiones no fueron hechas por "piratas", sino por fervientes lectores de la historia escrita por J. K. Rowling que ni siquiera pretendían lucrar.

Ante los hechos, la pregunta es hasta dónde llegará la "piratería", dado el nivel de lectura que existe en México, pues según la cámara mexicana de la industria editorial los mexicanos sólo leen medio libro al año en promedio.

Como punto de comparación, en España el índice es de ocho libros al año per capita, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

Por ello, el combate a la reproducción ilegal de libros no sólo compete al gobierno o a las instituciones que la combaten, sino que también debe ser responsabilidad de los lectores.

Se trata de que consumidores, vendedores, estudiantes, profesores, instituciones públicas y privadas tomen conciencia de lo grave que es el problema y que de todos depende que la "piratería" de obras literarias se frene o avance aún más.
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