Fran
Baena, actor
"El teatro es un entrenamiento para enfrentarme a la vida"
Por José
Iglesias Blandón
Por
José Iglesias Blandón
viernes 30 de enero de 2015, 13:55h
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Fran
Baena entiende su oficio como una filosofía vital: el arte, vínculo para seleccionar
y aprehender engranajes con los que acoplarse, física y mentalmente, en el
entorno. Pues este actor andaluz pertenece a esa escuela actual de jóvenes talentos
que llevan la interpretación hacia una búsqueda ontológica permanente, hacia un
sembrado de introspección, sin límites posibles, siempre al desnudo, al
servicio incondicional de la representación, realidad mucho más válida, a
veces, que cualquier otra. Valga el ejemplo de su último trabajo, la obra
teatral El alma
de los locos, práctica prueba de fuego psicológica.
¿Qué debe hacer un
estudiante de Arte Dramático para no desfallecer en el intento?
Quien estudie Arte Dramático, ante todo, debe amar la interpretación, en sus
múltiples vertientes, si no acabará abandonándolo o perdido, pues la profesión
de actor está mal y se sobrevive por pasión. Esto implica una constante
investigación, formal y de contenidos. Imaginar, innovar, probar... Es una
profesión que jamás te limita.
¿La
interpretación ha cambiado tu forma de ver la vida?
Desde
mis inicios en La Escalera Teatro, un grupo de la Universidad Pablo de Olavide
(Sevilla), ya empezó a influenciar mi personalidad sin darme cuenta. Antes yo
era muy cerrado, apenas escuchaba, no dejaba hablar a nadie. Y trabajar con
compañeros, hacer ejercicios empáticos donde tienes que ponerte en el lugar de
otra persona, real e imaginaria, desarrolla caminos, canales mentales: valores,
disciplina, herramientas que me ayudaron a entender cosas, por ejemplo,
referentes a mis relaciones interpersonales. La interpretación es terapéutica.
Y en concreto el teatro, para mí, es un entrenamiento para enfrentarme a la
vida.
La profesión
artística en España aporta muestras de estar sensiblemente infravalorada...
Porque
parece improvisada, que no hay trabajo detrás, ni entrenamiento, ni formación
académica. Y los problemas serios empiezan cuando esa falta de reconocimiento
alcanza el ámbito político. Una muestra: Mi padre, como trabajador del
Ayuntamiento de Dos Hermanas, donde residimos, tiene acceso a una ayuda
familiar para hijos universitarios que concede dicho Consistorio sevillano;
pues bien, Bellas Artes y Arte Dramático no participan de la lista. Estas cosas
se reflejan después en las condiciones profesionales.
Por la Escuela
Superior de Arte Dramático de Sevilla han pasado actores y actrices de
reconocido prestigio profesional como Paco Tous, Pepón Nieto, Carmen Machi o Selu
Nieto para, entre otras cosas, dar charlas entre el alumnado. ¿Algún mensaje que
te haya calado especialmente?
Ignasi
Vidal resaltó que, como actores en formación, siempre hiciéramos lo que de
verdad nos reportara felicidad, pues, si no sale la cosa, estaremos en
condiciones óptimas para buscar soluciones. También insistió en que jamás
dejáramos de investigar y crear, porque ello abre el mundo del Arte.
Investigar para
crear y viceversa. Valga el ejemplo de Casa Chéjov...
Sí.
Casa Chéjov, en Sevilla, es un estudio de actores creado por Rubén Mayo, su
director. Aunque originalmente contenía un curso formativo de tres años, la
posterior experiencia académica del propio Mayo en Madrid, donde pasó, entre
otras, por la prestigiosa compañía Corazza (allí estudiaron actores de la talla
de Javier Bardem), reformuló su proyecto. El principal método de trabajo de
Rubén Mayo es el de Stanislavski, maestro de Chéjov, basado en esa parte
psicológica. Sustenta las emociones a través de las imágenes, desinhibiendo al
actor, liberándolo mediante el contacto, el cuerpo a cuerpo entre compañeros.
Ahí nace la última
obra teatral donde has participado, El alma de los locos, con un germen, tengo
entendido, muy particular...
El
alma de los locos,
basada en el conocido libreto de Valdivieso El hospital de los locos, surge de un curso
intensivo bisemanal cuyo objetivo era crear una obra desde cero, sustentada en
el trabajo hacia el personaje. Indicaciones: solamente que debían estar
presentes los siete pecados capitales, regidos y unificados por la culpa. El
texto íntegro evolucionó desde los actores, tanto de manera individual como
conjunta. La investigación nos llevó a deducir que los pecados no desaparecen
hasta que la persona es perdonada o se persona a sí misma.
Sensaciones provocadas
y analizadas para expresarlas artísticamente...
Para
ello, Rubén Mayo nos propuso diferentes tareas a tratar en la soledad de casa, como,
por ejemplo, cuál sería nuestro sueño vital como personaje. Yo, portador de la
envidia, asumí la piel de un chico huérfano, abandonado, marginado, que codicia
una familia, una infancia normal a la del resto, sumido en esa espiral del pez
que muerde su cola: el muchacho se siente mal, y por consiguiente se comporta
mal, y por consiguiente la sociedad lo trata diferente, por lo que se siente
mal... Escénicamente, los movimientos fueron improvisados al principio, para después
ir puliéndose, marcándose situaciones, miradas, traslaciones, interacciones...
Cada personaje pasa de su manera más horrenda a la más, digamos, humana. Están
encerrados en un centro y les han quitado sus recuerdos.
Siempre es
interesante conocer cómo divisa el Cine español un actor que comienza...
Su
calidad ahora me parece mejor que hace unos años. La realidad es que hay tantos
actores españoles buenos en la palestra porque al estar la cosa tan difícil,
quienes llegan ahí, generalmente, es porque son muy, muy buenos, como se
refleja en pantalla.
Decía el
dramaturgo Arthur Miller que "el Teatro es tan infinitamente fascinante
porque es muy accidental, tanto como la vida"...
En
el teatro se siente mucho más al personaje. Un verdadero actor se reconoce
encima de un escenario, en directo, sin cortes, donde quedan al descubierto la
verdadera proyección de la voz, las dudas, improvisaciones... El teatro es aquí
y ahora, inmediatez, espontaneidad.
Por José
Iglesias Blandón
@iglesiasblandon