La población de alimoche en Andalucía cae al mínimo histórico de 23 parejas

El número de parejas reproductoras de alimoche, una de las cuatro especies de buitre que se reproducen en España, ha caído este año en Andalucía a sólo 23, una cifra que supone un mínimo histórico y que coloca a esta ave carroñera como unas de las más amenazadas en la comunidad autónoma.

El alimoche, conocido como el buitre sabio por sus habilidades, como usar piedras con el pico para romper huevos, es una de las cuatro especies necrófagas que se reproducen en España, junto a los buitres leonado y negro y el quebrantahuesos, aunque otras aves, como los milanos negro y real, córvidos y águila real también se alimentan ocasionalmente de carroña.

La caída de la población reproductiva del alimoche en Andalucía, que se palió coyunturalmente en 2013, cuando se censaron 25 parejas, una más que en los dos años anteriores, se mantiene de manera exponencial desde 1987, cuando se estimó una población reproductora de 81 parejas, según datos expuestos en un curso en el Centro Nacional de Educación Ambiental (CENEAM) de Valsaín (Segovia).

Las parejas reproductoras de alimoche en Andalucía se redujeron a solo cincuenta en el año 2000 y desde entonces no han parado de disminuir hasta el mínimo histórico de 23 censadas este año.

El veneno, la colisión con aerogeneradores eólicos y la electrocución en tendidos eléctricos son las principales causas de mortalidad no natural de esta especie en Andalucía, donde se desarrolla un programa de conservación de las aves necrófagas.

El estudio de los 33 alimoches muertos de manera no natural en Andalucía desde 1999 determina que la mayoría de ellos, 17 ejemplares, fallecieron envenenados; otros nueve por colisión con aerogeneradores eólicos y los siete restantes, en tendidos eléctricos.

Esta caída poblacional del alimoche se ha visto acompañada de su desaparición en más de 30 territorios que ocupaba en Andalucía en los últimos cuatro años, lo que ha conllevado su extinción como especie reproductora en Granada y previsiblemente en Sevilla y en Málaga, donde en 2012 sólo se censó una pareja reproductora.

Los últimos censos apuntan a que el alimoche ya sólo se reproduce en Cádiz -donde se concentra la mitad de la población andaluza, con 16 parejas- en Jaén, con 4 parejas y en Córdoba, con otras dos.

Un estudio poblacional pronostica que, de no cambiar esta tendencia, el alimoche se extinguiría como especie reproductora en Andalucía antes de 2020.
Esta difícil situación por la que atraviesa el alimoche en Andalucía contrasta con la recuperación experimentada en los últimos años por las poblaciones de buitre negro y leonado e incluso por la de quebrantahuesos, especie de la que se han reintroducido desde 2006 una veintena de ejemplares en Cazorla, donde se extinguió dos décadas antes, y que en este año se ha confirmado el comportamiento reproductor de una primera pareja.

El estudio presentado por la Junta de Andalucía en el curso del CENEAM achaca el declive de la población de alimoche a la "inusual" mortalidad de ejemplares adultos por el uso de veneno, que ha causado la desaparición de varias parejas en algunas zonas y a las crecientes colisiones con aerogeneradores.

También ha advertido este informe de la "elevada" mortalidad" de ejemplares preadultos, que se ve favorecida porque ya no existen áreas de concentración y dormideros con fuentes de alimentación seguras, "que se han demostrado muy eficaces para la fijación de individuos no reproductores y su implicación directa en la conservación de la especie en áreas determinadas".

El alimoche, como las otras aves necrófagas, es una especie muy beneficiosa ya que al alimentarse de carroña reduce el riesgo de epizootias y ayuda a controlar riesgos epidemiológicos de numerosas especies silvestres, cinegéticas o ganaderas susceptibles al contagio de enfermedades por exposición a cadáveres de otros animales, especialmente de grandes mamíferos.