El mundo
tiene miedo. En líneas generales la economía del mundo tiene miedo. Los
periodistas, actores, escritores, artistas, políticos y, en general, todo el
que depende para su sustento de la fama o el aplauso tiene miedo. Incluso los
ciudadanos de a pie tenemos miedo.
Asistimos
como espectadores a uno de los mayores genocidios del siglo XXI, en Gaza, y
tenemos que tragarnos sapos y culebras para no resultar políticamente
incorrectos, socialmente señalados o judicialmente encausados. Maldecimos en
voz baja y en la intimidad tamaña barbarie, pero nos atenaza el miedo a la hora
de hacer públicos los comentarios que nos revuelven las tripas, cada vez que
los medios audiovisuales nos muestran las imágenes del horror.
El mundo
esta gobernado y dirigido por los judíos, eso es algo tan conocido o más que la
Coca Cola, se sabe que dirigen bancos, Hollywood, productoras de cine de todo
tipo, grandes corporaciones mundiales y hasta gobiernos. Mueven la economía del
planeta como nadie, tienen un país próspero en una tierra baldía y, hasta se
dice que llevaron flotando un Iceberg, para potenciar no se que tipo de
cultivo. Sea como fuere, lo cierto y verdad es que estamos hablando de un país
que genera tanta atracción como rechazo, tanto odio como simpatías, aunque esto
no se proporcional en la mayoría de los casos.
Los judíos
del mundo despiertan sentimientos encontrados desde mucho antes de que
existiera el cristianismo, por lo que no se puede sostener que esta
animadversión tenga que ver con algún tipo de carácter religioso. Siempre han
estado en el punto de mira de todos los imperios y culturas florecientes, desde
antes de los romanos y hasta después de los Reyes Católicos. Pero probablemente
tuvieron, su mejor momento, en cuanto a estima, apoyo y comprensión tras el
genocidio nazi. Eso ha sido así desde el final de la contienda mundial, gracias
a la propaganda, a las películas y documentos audiovisuales de los propios
judíos para buscar una imagen de víctimas en el contexto mundial. Sin embargo, aunque
el origen del enfrentamiento con los palestinos data de mucho antes, es en mayo
de 1948, con la declaración unilateral de la creación del Estado de Israel, por
parte de la comunidad judía, lo que desencadenó la intervención militar de los
Estados árabes vecinos en apoyo a los palestinos y comenzó la masacre
sistemática de Israel contra los legítimos dueños del suelo que ocupan.
La
fortaleza política y económica de los judíos en el mundo, amparados por los
Estados Unidos de América, ha dado alas al Estado de Israel para sentirse
inmune a las decisiones de las Naciones Unidas y hacer de su capa un sayo
cuando le viene en gana. Contra el todo poderoso Israel no puede nadie, ni
dentro ni fuera de sus fronteras. Gestionan su poder económico a través de la
mayoría de países de la Unión Europea y EE.UU, compran armas y bienes de equipo
para el
sostenimiento de su propio crecimiento y, esos compromisos comerciales
hacen que el mundo se rinda a sus pies y sea incapaz de levantar la voz, cuando
los noticiarios de todo el mundo, las asociaciones de derechos humanos, médicos
sin fronteras y centenares de ONGs claman a voz en grito, que cese de una vez
el genocidio contra la población civil en Gaza.
No
pretendo, ni mucho menos, una posición enfrentada o de acusación unilateral del
problema contra Israel, ni siquiera contra todos los judíos del mundo, muchos
de los cuales son contrarios a lo que está ocurriendo en Oriente próximo, pero
si que me posiciono en contra de los falsos convencionalismos de los países que
se llaman, así mismos, desarrollados, me posiciono en contra de pasar por el
aro, de que la justicia internacional se ponga de parte de los Israelitas, y
todo el mundo tenga que meter el pico debajo del ala, so pena de dar con sus
huesos en la cárcel o perder contratos laborales si se opina en contra.
El mundo
muestra su cara más patética con la doble vara de medir la hipocresía, amparado
en convencionalismos que nos apartan cada vez más de la senda donde caminan los
seres humanos, asistiendo impasibles a la imagen cotidiana de niños cadáveres
ensangrentados, con la mordaza que impone el dinero y el poder.
Ismael Álvarez de Toledo
Escritor y periodista
http://www.ismaelalvarezdetoledo.com