El manijero está de vacaciones.
Rajoy se ha marchado en este agosto irregular, informativamente hablando, después
de presentar cuentas a los señoritos del "cortijo" y dejar las instrucciones
necesarias para que a la vuelta todo siga en orden y concierto, como no puede
ser de otra manera.
El manijero, para los que no
entiendan el término, era el hombre de confianza en un cortijo, que además de soportar los rigores del campo, tenía
que aguantar en muchas ocasiones las insolencias y los malos modos de algunos
trabajadores y la férrea disciplina de los señoritos. Vamos, lo más parecido a
esta España nuestra de cada día, donde el manijero tiene que estar ojo avizor a
lo que la banca le va dictando y bregando como puede con los braceros, temporeros
y personal fijo.
En España
se está dando esa situación de incertidumbre que pone los pelos de punta al más
plantao. El manijero Rajoy se encuentra en el dilema de seguir las órdenes de
los de arriba o sucumbir a la fuerza y el empuje de los que proclaman que el
campo es de quien lo trabaja, y pugnan por derrocar el poder del "señorito".
Los de Podemos y otros cuántos, están poniendo en serio aprieto las encuestas,
los movimientos en las cloacas del Estado y en las altas esferas, a partes
iguales. La oposición del PSOE huye despavorida, intentando buscar una sombra
que le cobije y, hasta Susanita hace declaraciones desproporcionadas, que uno
no sabe si son efecto de la calor -que se dice por aquí- o del canguelo que
producen las encuestas. Pero sea de una u otra manera, no deja de ser el efecto
de un verano irregular.
El
manijero no sabe lo que va a pasar en mayo, pero se teme lo peor. Los señoritos
del Cortijo España, viven en Londres y Nueva York, donde tienen cortijos más
pequeños, aunque allí los llaman de otra manera, y les importa un pito mal sonao lo que pueda pasar con
el manijero y su prole, cuando llegue mayo. Tienen en su cabeza, únicamente, las cuentas de resultados y, lo mismo les da
que echen a la calle a un peón, que desahucien a un bracero o que corten en
rodajas al que se ha dejado media vida, o la vida entera, luchando por sus
tierras.
Me ha
advertido el comandante de puesto de la guardia civil de mi pueblo que no de
los nombres de los señoritos por escrito, que son ellos muy mirados y esas
cosas les ofenden, que lo de la libertad de expresión es un cuento chino y a la
minima te cascan una querella de las que te dejan lisiao para toda la vida, que
lo de los tiempos de Franco se saldaba con un tortazo que te temblaba hasta el
cielo de la boca, pero que lo de ahora es mucho peor, ahora te tocan los
dineros que no tienes y se queda pagando el pato hasta el último vástago de la
tercera generación de tu árbol genealógico.
En fin,
que estamos como siempre, la Macarena en su sitio, la Maestranza en el suyo, y
el Giraldillo, desde su atalaya, viendo la vida pasar de los manijeros y
señoritos, de los braceros y peones, que intentan cada día que el Cortijo
España no se venga abajo, mientras la Susana del alma mía, reza de rodillas en
Triana, para que de quedarse alguien con el Cortijo, sean los de Podemos, las
huestes modernas e ilustradas del barbas de Marinaleda y su tropa.
Pero esa
es otra historia que contaremos cuando el sol deje de pegar en esta tierra de
María Santísima, cuando los japoneses se vuelvan a sus casas y Sevilla se
relaje del espectáculo multicolor y bullicioso del gentío, que busca alivio en
los parques, a la sombra de los árboles, o se toma dos copitas de manzanilla
con gambitas de Huelva, en los Gordales, mientras arregla el Cortijo de arriba
abajo. Mientras tanto disfruten de lo que puedan, que los señoritos cierran el
grifo cuando les venga en gana, mientras el manijero Rajoy está de vacaciones.
Ismael Álvarez de Toledo
Escritor y periodista
http://www.ismaelalvarezdetoledo.com