Política, ética y ejemplaridad

La ejemplaridad es una de las virtudes exigibles a los hombres y mujeres que viven de la res pública, vamos, de la política, o de la administración pública. Pero esa es también -y a las pruebas me remito- , sin embargo, la primera que algunos políticos, sindicalistas y empresarios próximos a los ámbitos de poder, han perdido a la primera de cambio, sin vergüenza alguna y, lo que es peor, con dificilísima vuelta atrás, tanto de su actitud como de los bienes malversados, cuando no sustraídos.

La opaca financiación de los partidos, las interesadas aportaciones económicas a éstos de ciertos empresarios, los falsos ERE montados con la connivencia de sindicalistas y altos cargos de la administración o la multiplicación por 3 o por 4 del importe inicial de obras licitadas, son solo algunos ejemplos de los mil modos con que unos y otros han ido contribuyendo al desprestigio de actividades tan nobles como la gestión de los servicios comunes de los ciudadanos, la defensa de los intereses de los trabajadores, o el estímulo al emprendimiento.

Como en todas partes cuecen habas, a todas estas, nuestros vecinos portugueses (tan cerca y tan lejos, a la vez), listos y avezados, además de políglotas y olvidados por nosotros, han decidido secundar a un compatriota que, hace algún tiempo , intentó resarcirse de los abusos gubernamentales a través de unos cuantos militantes del CDS, el partido del actual presidente Aníbal Cavaco Silva. En total eran 15 y el hostelero propietario del restaurante «A Meta dos Leitões», les pasó una factura por 20 menús. Los simpatizantes, que no suelen mostrarse tan cicateros a la hora de justificar los desmanes de sus partidos, resulta que se dieron cuenta de que el hombre les pasaba unos cuantos menús de más en la factura y le afearon la conducta. La respuesta del restaurador, además de antológica, es irrefutable: "El Gobierno nos roba, así es que para defenderme, yo también les robo a ustedes".

Meta dos Leitões

El CDS denunció la actitud del hostelero en su página oficial de Facebook, pero los ciudadanos portugueses han respondido de forma contraria a la pretendida por los militantes del partido del gobierno, y ahora la clientela del restaurante ha subido como la espuma. Y los ciudadanos que no residen en las proximidades del restaurante han recurrido a las redes sociales, creando el grupo "Voy a ir a comer al A Meta dos Leitões", que una semana después de ocurrido el incidente contaba ya con más de 11.000 fans.

En España, durante todo 2014, seguiremos, inevitablemente y al menos, oyendo hablar de los ERE fraudulentos de Andalucía, los casos Gürtel y Bárcenas, el caso Nóos, el Palma Arena, y los casos ITV y Palau de la Música en Cataluña. Solo son algunos ejemplos nítidos del mal gobierno y la falta de ética de algunos políticos, sindicalistas y administraciones públicas en una España que, de no cambiar el rumbo de las cosas, nada me extrañaría que un día de estos alguien cogiese el testigo de José María Hinojosa Cobacho, "El Tempranillo", ese bandolero andaluz de principios del XIX, que gozó de las simpatías del pueblo porque, del dinero que robaba, repartía más entre los hombres de su banda, que dejaba para sí.

O lo mismo son ya muchos los modernos "Tempranillos" quienes se esconden debajo de eso que ehmos dado en llamar economía sumergida que a finales de 2012 , representaba el 24,6% del PIB (en otras palabras, 253.000 millones de euros), según el estudio 'La economía sumergida pasa factura' elaborado por el sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha).

Nunca como ahora, ha hecho más falta volver la vista a los clásicos. Miren, si no, lo que decía Esopo, el fabulista griego del siglo VI antes de Cristo: "Colgamos a los ladrones de poca monta, pero a los grandes ladrones los elegimos para cargos públicos". Como ven, no hemos avanzado mucho 26 siglos después.