Por
Pascual Hernández del Moral.
domingo 23 de marzo de 2014, 00:17h
Y
lo digo a propósito de los tuites publicados hace unos días por el fiscal de la
Audiencia Nacional don Carlos Bautista. Es curioso, pero el primer día que se
supo de la "graciosa gamberrada" de Bautista, se produjo un escándalo que, sin
que otro más grande se haya producido, se ha ido diluyendo, hasta desaparecer
de los medios de comunicación.
No
sé por qué se me ha venido a las mientes el refrán español: "Una mano lava a la
otra, y las dos lavan, la cara", ¿será porque no espero nada de la fiscalía
general ni del fiscal Zaragoza? Ya sabemos que "perro no come perro", excepto,
que yo recuerde, en los casos de García Becerril, Gómez de Liaño, posiblemente
de Elpidio Silva o de Garzón, entre muy poquitos; pero dejar pasar el tiempo
para que el asunto se enfríe y casi casi se olvide, me parece vergonzoso e
indigno de una institución del Estado que se debe a sí misma el respeto que uno
de sus miembros ha tirado por la ventana.
En
las bromas del fiscal Bautista, hubo mugre para todos, en los mensajes
publicados en su cuenta entre el 4 de febrero y el 10 de marzo; más de un mes
repartiendo estopa en más de cuatrocientos mensajes. Por cierto, este fiscal lo
fue en el juicio por los atentados del 11-M, y el del caso Faisán. Quizás sería
conveniente...
Se
conoce que, además del "animus jocandi" que reina en muchos de sus mensajes, la
"vena infantil" se le desbocó en la elección de su identidad oculta, y eso explica
la elección del nombre tras el que se escondió: @CESPIRALIDOSO. Ya se sabe: la
anonimia da a muchos "valientes" arrojo para esparcir porquería sobre los
demás. Y así, a su compañero fiscal del caso Noos, Pedro Horrach lo acusa de
llevar un pinganillo para que el rey oyera la declaración de su hija; de su
jefe Torres Dulce dice que estaba en la Zarzuela mientras la declaración; y,
además, lo califica como "director de cine" a propósito de la película sobre
los ahogamientos de los subsaharianos en Ceuta. Aparte de sus "compañeros
fiscales", también son objeto de sus bromas algunos jueces: Guevara, magistrado
de la sección tercera de la Sala de lo Penal se lleva alguna colleja del jocoso
Bautista; pero el que peor parado sale es Fernando Andreu, al que tilda de
vago, dormilón y amigo de tomar vinos, y que "solo vale para chinos y etarras".
Y,
como siempre sale gratis, la Guardia Civil también recibió lo suyo de este
jocoso fiscal. Comparó la actuación de la benemérita en los sucesos de la
frontera de Ceuta con las SS. Si sus compañeros fiscales y los mismísimos
jueces han callado ante las"bromas" del deshollinador de Mary Poppins, la Guardia
Civil, a través de su Asociación (APROGC), informó al fiscal jefe Javier
Zaragoza del gran malestar que ha creado en el cuerpo las "gracias" del
Bautista, y previenen de que, si en el futuro se diera algún caso que lleve este
fiscal que afecte al cuerpo, sería recusado.
Probablemente,
y visto que "perro no come perro", la jerarquía fiscal esté esperando que
amaine el temporal, y el asunto se diluya, hasta quedar como una anécdota
graciosa, y que todos, jueces y fiscales, se laven la cara con las dos manos.
Pero que se anden con cuidado, porque todo es comenzar: el fiscal se pierde el
respeto a sí mismo y al cuerpo al que pertenece, y luego todo el mundo le
pierde el respeto, y acaba pasando lo que en la Audiencia de Gerona, donde
Miguel Sánchez agredió al fiscal cuando conoció la sentencia en la que le
condenaban a muchos años por quemar a su mujer. Más o menos como ya pasa con
los cuerpos docentes ¡quién lo iba a pensar! Sin ningún respeto social, y agredidos.
Y como va camino de pasar con los médicos y sanitarios, y como... ¡un sindiós!
Un
fiscal es un funcionario dependiente del Ministerio de Justicia, que debe
vigilar la dignidad del cuerpo, y tentarse la ropa antes de, anónimamente,
insultar a compañeros, a jueces, al rey (al que acusa de inmiscuirse en el
procedimiento de toma de declaración a su hija y manejar en la sombra al fiscal
general), a la Guardia Civil y al "sursum corda". Ciertamente, creo que ya está
tardando su superior jerárquico en tomar medidas disciplinarias contra él. "¿O
ya no hay jueces en Madrid?", remedando lo que dijo Federico II de Prusia.
Él
confiesa que quería hacer Historia o Ciencias Políticas, y que no le dejaron, y
por eso hizo Derecho. ¡Bendito sea San Raimundo de Peñafort!