Mejorando la imagen de los políticos
Por
Pascual Hernández del Moral.
viernes 28 de febrero de 2014, 10:17h
Los políticos son hoy
unos de los problemas que sufre la sociedad española, amigo Venancio. No lo
recuerdo con exactitud, pero creo que son el segundo y el cuarto de los
enumerados en el CIS. La corrupción y el fraude en todos los partidos y a todos
los niveles (desde el municipio más pequeño a los miembros del Parlamento), ocupan
el segundo lugar. Y en cuarto lugar
están los políticos, en general, su escaso compromiso político, su falta
de empatía con los adversarios, su insolvencia para encontrar puntos de acuerdo
con políticos rivales, para llegar acuerdos que mejoren la situación del país
(España, no el periódico, que de eso, a partir de ahora se encargará el PP)
también preocupan a los españolitos de a pie.
Y ahora, compañero
Venancio, el amigo Revilla ha venido a mejorar le imagen que los políticos dan
de sí mismos. Varios compañeros de actividad y un periodista del Diario
Montañés lo han pillado, en plena sesión, animándose el cuerpo "estudiando" una
revista con señoras ligeras de ropa, en poses erótico-festivas.
No podemos negar que
Revilla es un gran defensor de su tierra y sus productos. Lleva las anchoas
como bandera de Cantabria, y hasta ha cedido su nombre a la conservera de la
tierra Zubieta. No ha pedido para él nada, sólo que el 2% de las ventas lo
entreguen a un comedor social de Santander. Eso le honra. Además, es un "animal
televisivo", y está negociando con Mediaset el que le den un espacio televisivo
para mostrar las bellezas de su Comunidad. Por tanto, el haberlo pillado
"formándose" no es un demérito.
A mí, querido amigo,
no me parece ni bien ni mal que cualquiera se alegre la vista y la vida, y que,
incluso, caiga en el "pecado solitario", ese del que los curas de mi juventud
preguntaban "¿Cuántas veces, hijo mío?". Y supongo que, como a mí, a ti, amigo
Venancio, tampoco te escandalizará. Yo me acuerdo que, en los años cincuenta,
un simple catálogo de trajes de baño de señora servía para glorificar a la
naturaleza y hacer volar nuestra imaginación adolescente. Pero si ese vuelo
imaginativo lo hacías en la escuela, guardabas el estímulo en el pupitre, de
tanto en tanto le echabas un ojo, y tenías la mala suerte de que te pillaba el
maestro, no te libraba nadie de un coscorrón o una galleta, dados a traición y
por sorpresa, o de un regletazo en cada mano, por sucio y degenerado. ¡Cómo
cambian los tiempos, Venancio, ¿qué te parece? Hoy, hasta los periódicos más
serios ofrecen señoras de muy buen ver y con poca ropa, supongo que por los
calorines de la calefacción.
Debo decir, de
cualquier manera, que es menos peligroso para todos que nuestros políticos lean
revistas de señoras, que un libro. ¿Te imaginas, querido Venancio, el riesgo
para las neuronas de un político y, en consecuencia, para la sociedad a la que
gobierna, si lo pillaran leyendo a Kafka, a Sartre, o peor aún, a Sófocles o a
Quevedo, pongo por caso? Mejor las revistas de señoras, y no tentemos al
diablo.
La foto ha pillado
fuera de juego sólo a Revilla, pero estoy seguro de que, con los teléfonos
inteligentes y las tabletas esas tan maravillosas que te llevan a los
periódicos, a los facebook, y a los twittees esos, otros políticos se
entretendrán leyendo cualquier cosa de las que no se notan, o jugando a esos
juegos como el Candy Crush, el Trivial España o el Puzzle Charms, que no sé
cuánto serán de formativos.
Se queda uno
pendiente de las fotos de una revista, y luego pasa lo que pasa: que no se entera
del contenido real de la proposición que ha de votarse, independientemente del
dedo que levante el coordinador del grupo; y uno vota lo contrario de lo que
debería. Y la excusa es que "nos hemos equivocado". O son más tontos de lo que
se les presupone, que son incapaces de entender el texto de una proposición, o
son unos fariseos, que votan lo que les pide el cuerpo, vaya contra quien vaya.
El que se equivocara medio grupo del PP en el Parlamento de Cataluña, votando
una propuesta de apoyo a la consulta, a mí, querido Venancio, me parece muy sospechoso.
Para lo que hacen, va
a haber que darle la razón a Cospedal, y mandarlos a todos a casa. ¡Más barato
nos saldría!