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Retoque y diseño

Retoque y diseño

Por Gabriel Elorriaga F
lunes 03 de febrero de 2014, 13:02h
Tanto el gobierno como la oposición se desgastan más por lo que no hacen que por lo que hacen. Probablemente la opinión pública comprende que la gestión económica del gobierno provoque sacrificios o que la crítica negativa de la oposición provoque divisiones nocivas. Quienes hoy manejan los grandes problemas de la vida colectiva española capean el temporal con sistemas antinaufragio, pero sin una brújula que señale con precisión hacia donde navegamos, una vez que la tempestad amaine. El rearme ideológico que se necesita no se llena con una gestión más o menos acertada del momento sino con un proyecto de futuro. Si se consigue reparar el casco de la nave del Estado se habrá realizado una labor imprescindible y encomiable. Pero, después, nos preguntamos ¿Hacia qué modelo de sociedad navegamos?.









La política no es solo gestión coyuntural sino proyecto de futuro. Lo que distancia a la sociedad de los políticos no se basa en que sean jóvenes o viejos, en que tengan mejor o peor historial o en que sean más o menos transparentes. La deficiencia más importante es que parecen personas más preocupadas en cómo se hacen las cosas que en sobre qué cosas nuevas habría que hacer para mejorar la convivencia de todos. Nadie se encuentra a gusto en el paisaje actual y, por ello, hay una rebaja en la consideración de la política que deriva de contemplar un panorama sucio, incierto y oscuro que no despierta ilusiones ni esperanzas sino que se conforma con un ir tirando lo mejor posible en tiempos de crisis económica pero olvidando la crisis antropológica que subyace en el fondo. En resumen, da la impresión de que todos los procedimientos operativos que se manejan no son para mejorar la sociedad sino para conseguir que sobreviva tal cual es.









Vivimos como cazadores sobre un mal país donde pueden utilizarse todo tipo de armas e incumplirse toda clase de normas y donde la tentación más efectiva es que cada uno se las arregle como pueda. Así como hay licencias de caza diferentes en cada Comunidad Autónoma, así hay cazadores furtivos en todas. Pero lo que faltan son políticos capaces de reorganizar el cotarro. El protagonismo de los localismos es la consecuencia de la falta de pasión por una política general que parece encarcelada en las covachuelas de unos partidos con agorafobia que se distraen con sus propios problemas de personal. El cuestionamiento de los liderazgos es un fenómeno alarmante en todas las tendencias y en todos los niveles. Hay unas cabezas gestoras que obstruyen la dinámica natural de la vida política en vez de estimularla y que utilizan todos los resortes para mantenerse en la cúspide de unos aparatos burocráticos sin otra meta que sobrenadar a toda costa. El ser humano, que es político por naturaleza, no conecta con esos dirigentes sin aureola que se limitan a jugar a la estrategia de mercado. Como no hay caminos abiertos para encontrar políticos auténticos ni remover situaciones obsoletas, la opinión se decepciona, se desinteresa o se revuelve, moviéndose al margen del guión economicista de unos ocupantes del poder sin capacidad de comunicación emocional con sus bases.









Contra lo que parece, la clase media, que es el sector más sensible a las ideas y el más castigado por la gestión económica, no está despolitizada sino, sencillamente, desencantada. Ciertos movimientos de grupos y personas, aún poco significativos, deben valorarse como síntomas de que a los dirigentes de mayorías que no hacen política propia se la hacen las minorías por su cuenta y riesgo. Hace falta gente capaz de sentir la política apasionadamente para que esta no se desmenuce y desperdicie en camarillas impotentes. La unidad nacional y la unidad de las grandes alternativas de Gobierno no se fortalecen con la sola justificación del presente sino caminando hacia un futuro en que sean compatibles eficacia económica y justicia social. No basta con zurcir la ropa averiada. Hay que ofrecer ropa nueva. La política no es un taller de "retucherie" sino un taller de diseño.
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