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Las ideologías castradas de Rajoy y Rubalcaba

Las ideologías castradas de Rajoy y Rubalcaba

lunes 27 de enero de 2014, 15:58h
Los pronósticos de Yoshihiro Francis Fukuyama de hace 20 años les han servido a varios presidentes norteamericanos para " vender" al mundo y a sus conciudadanos que las utopías habían muerto y que la única ideología posible era la muy conservadora y ultra liberal sobre la que estaba montado el capitalismo que explosionó en 2008 y que casi acaba ( y aún está a punto de conseguirlo ) con el mundo tal y como lo conocíamos. Siempre a mayor gloria y beneficio de los muy ricos, y a mayor pesar y empobrecimiento del resto de los ciudadanos.

El pensador apostó por el fin de la Historia como relato de los enfrentamientos políticos, económicos y religiosos basados en ideas antagónicas a partir de realidades y ambiciones de dominio de distinto signo. Los "neocons" que llevaron aGeorge Bush hijo a la presidencia de Estados Unidos y que consiguieron impregnar con sus mensajes todo el pensamiento de la derecha occidental le tuvieron por uno de los suyos dado que administraba la única verdad posible, la ideología que había sobrevivido tras las caída del Muro de Berlín y la descomposición de la URSS y los países que estaban bajo su alargada sombra desde la II Guerra Mundial. " Muerto" el comunismo como alternativa al capitalismo, el único camino que podían transitar los países del Tercer Milenio era el del libre mercado, la competencia feroz dentro de la sociedad por la supervivencia, la reducción del estado a su mínima expresión, y la pura administración de los recursos desde la esfera publica como si de una empresa se tratara.

Fukuyama ha cambiado. Ya no cree en lo que pensaba en 1992 cuando en Rubio " el fin de la historia y el último hombre". Como Saulo se ha caído del caballo de su fe ultra liberal y conservadora y ha descubierto que las ideologías están vivas y que son la única garantía que tienen las democracias para enfrentarse al totalitarismo del camino único, la idea única y la sociedad única. Son ideologías, sin el enfrentamiento entre ellas, sin el choque entre los distintos conceptos éticos y morales que las sustentan, las democracias se mueren, se agostan, sufren la castración mas perversa y brutal de todas: la de no ofrecer un futuro a las nuevas generaciones al negarles su propia negación de lo que les rodea.

En España, entender lo que está pasando dentro y fuera de los partidos políticos es imposible si se mira solo a la economía y a la crisis financiera con todos sus añadidos y con todas sus consecuencias. Lo que les ocurre sobre todo al Partido Popular y al Partido Socialista es que se han olvidado de sus orígenes, se han mimetizado tanto con la excusa de obtener más votos que las diferencias entre ellos son, eran, mínimas. Ahora están cambiando, ahora tienen que ideologizarse, ya sea en temas como el aborto o en alternativas a las reformas en sanidad y educación o desaparecerán. Han hecho de la necesidad de supervivencia, su virtud. Sus líderes perciben que las revueltas del barrio de Gamonal y las defecciones dentro de sus filas van más allá de las ambiciones y cabreos de una parte de la sociedad y de sus militantes, que están impregnadas las protestas de ideología, que las puestas en escena con mayor o menor violencia obedecen a la necesidad de expresarse que tienen muchos ciudadanos contra el pensamiento único, contra el camino único. Que lo entiendan y actúen en consecuencia Rajoy, Rubalcaba y sus segundos será lo que les llevará al éxito o la derrota. Siempre y menos mal que es así bajo la presión de esos otros líderes que aparecen con mensajes ideológicos más claros y contundentes, ya sean los de Cayo Lara desde el socialismo popular de Izquierda Unida o los de Artur Más desde el nacionalismo burgués de Convergencia i Unió.

España en particular y Europa en general necesita con urgencia un rearme ideológico. O mejor, necesita que sus líderes regresen a las ideologías desde las que partieron y luego fomentaron sus partidos y organizaciones. Sin la regeneración de las ideas este Continente nuestro será un viejo mercado al que acudir a comprar lo que han dejado de herencia los abuelos, aquellos que si tenían una ideología que ofrecer a la sociedad estuviera más o menos equivocada. Incluso totalmente equivocada y dañina. Si los políticos se convierten en gerentes, el estado se comportará como una empresa en busca del mayor beneficio a costa de lo que sea y de quienes sean los que tengan que " pagar" con sus vidas de cada día la acumulación de riqueza de una minoría.
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