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¡Pobre España!

¡Pobre España!

Por Pascual Hernández del Moral.
sábado 18 de enero de 2014, 18:39h
Yo no quiero presumir de Rappel ni de médico, pero veo malamente a "esa entelequia" discutida y discutible" (que dijo el ínclito ZP)  que llamamos todavía España. En mi época se enseñaba que las monarquías nacionales se construyeron a principios de la Edad Moderna. Por eso quizás, un compañero mío, catedrático de historia, profesor hoy en la Universidad Abierta de Cataluña, aseguraba, medio en serio medio en broma, que España fue el fruto de "un polvo entre Isabel y Fernando", y perdone el modo de señalar. Mi compañero olvidaba toda la historia anterior, la Hispania romana (la Citerior, la Ulterior, la Bética y la Tarraconense, todas Hispaniae), o el Reino Visigótico, por ejemplo, contaban menos que los distintos reinos cristianos (Asturias, León, Castilla...) que arrancaron a los moros la tierra ocupada, tras Covadonga. Asturias es el núcleo de lo que después sería España (los asturianos dicen con orgullo que "España es Asturias, y lo demás es tierra conquistada"). La idea de España, desde el punto vista de algunos intelectuales de pan y melón, es una idea "fascista", quizás porque el anagrama de los Reyes Católicos era el yugo y las flechas, como se ve en muchos escudos y monumentos, por ejemplo San Juan de los Reyes, de Toledo, del que luego se apropió la Falange.
 
Felones contemporáneos, los progres están convencidos de que lo guay es atacar España hasta acabar con ella. De la llamada "piel de toro" tiran, cada uno para sí, los catalanes independentistas, los vascos, los etarras, algunos gallegos y, por si fuera poco, ahora algunos descerebrados andaluces, como el amigo de la CUT, Sánchez Gordillo, que clama que "Andalucía no es España".
 
Aunque los intelectuales del 98 se plantearon qué cosa era España (recuerden el "España me duele" de Machado), el concepto quedó definido y aceptado por todos, menos por una minoría insignificante de catalanes, que se aprovechaban del mercado cautivo. Hoy parece oportuno que alguien o "alguienes" volviera a plantearse la idea de España, y a defenderla. No se trata sólo de la estructura política, porque España ha sido monarquía, que ha soportado incluso a reyes pérfidos y traidores, dos veces república, aunque hayan acabado las dos como el rosario de la aurora, una dictadura, y ahora una monarquía constitucional. Los regímenes son cambiantes: incluso la actual Constitución puede (y algunos pensarán que debe) ser cambiada... Aunque parezca una tontería lo que digo, España es algo más, mucho más que "un polvo entre Isabel y Fernando", que quizás debe ser repensada para estos tiempos... pero no destruida.
 
Y, dejando a un lado la estulticia del amigo "justiciero de los super" Sánchez Gordillo en lo que me parece la tontería del siglo, la actuación de los catalanes independentistas es el evidente del intento de romper España. Ya han llevado la iniciativa independentista hasta el borde el abismo, con difícil marcha atrás. Han levantado expectativas en el pueblo que ahora, o se cumplen o generarán gran frustración ante España, lo que incrementará las ansias de segregación. Supongo que los independentistas catalanes no obligarán al Estado a suspender la autonomía, aunque no las tengo todas conmigo.
 
El amigo Zapatero prometió respaldar todo lo que viniera de Cataluña, tal como viniera. ¡Polvos y lodos! Y el presidente actual, obsesionado por la economía, ha dejado de lado (o no ha prestado la atención necesaria) los devaneos catalanistas, y no ha sabido reconducirlos a tiempo. Hoy Rajoy dice que "es imposible dialogar con Mas": si alguna vez pensó que con los independentistas se puede hablar es que es más bobo de lo que pensaba. Asegura ¡hoy! que Mas ha embarcado a los catalanes en una aventura que, dice, no conduce a ninguna parte. Incluso el Constitucional asegura que suspenderá la consulta "si lo pide el gobierno". Veremos a ver si eso es así. La suspensión de la consulta, a estas alturas, sólo servirá para incrementar la aversión de los catalanes hacia España, y acentuar su xenofobia: recuerden que, aunque de manera vergonzante, el representante de la Lombardía, Roberto Maroni, acaba de cumplir visita de cortesía a Mas.
 
Desde que se cedió la Educación a las CCAA hemos asistido a la quiebra del concepto, que ha sido sustituido por la idea cretina y ruin de las nacionalidades en las escuelas. Y no se ha sabido (o no ha interesado a los políticos de turno) mantener la idea de España. Diecisiete parlamentos dan empleo y sueldo a muchos políticos inútiles.
 
Y el símbolo del independentismo es la estrella de cinco puntas, como el escudo del Capitán América... ¡Pobre España!
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