Sí al 'bellotari'

Como era tal lío aquello de las 'autonomías extendidas' -lo que los sutiles en política llamaban 'café para todos' con tal de obviar el vocablo cachondeo- la sabiduría popular puso nombre a todo. P.e.: al 'lehendakari' se le llamó 'lehendakari'; a su homólogo en Madrid se le llamó 'muchacari', y al homólogo de ambos en Extremadura se le llamó 'bellotari'. Y así región autónoma por región autónoma con lindezas similares, aunque no de forma peyorativa. Vaya eso por delante. Los que éramos federalistas -incluso había algún confederalista, que ya tiene guasa la cosa para tan poco territorio- veíamos eso del mapa autonómico como una panderetada que ni fú ni fá: dádivas para virreyes revoltosos y sutilezas para militares de espada fácil… y que nos dejen en paz.

La cosa se hizo así y así salió. Pero algunos de los que éramos federalistas comenzamos a pensar a partir de 1983 que la cosa se nos había ido (a ellos) de las manos. Si antes había una burda burocracia, ahora empezaba a haber 17 burocracias burdas, amén de 17 mini_yo de Parlamentos, 17 mini_yo de presidentes, 17 mini_yo de gobiernos, 238 (aproximadamente) mini_yo de ministros, miles y miles y miles de mini_yo de segundos y terceros escalones, más miles de miles de mini_yo de asesores, decenas y centenas de miles de mini_yo de funcionarios, y suma y sigue. El bolsillo se nos puso a temblar, porque el monstruo que crecía nos comía mucho, mientras que el Leviathan no nos adelgazaba ni por encargo. Y como 'Hacienda somos todos…', pues jódete y paga.

Esto es historia pasada, pero historia necesaria para que comprendamos en estos momentos de acortamientos no sutiles de cintos que quien la hace la paga, que los virreinatos son insaciables, que los Estados no adelgazan, que las competencias se doblan y redoblan y que de ésta no nos salva ni Dios. Desde luego, Zapatero, no.

Por eso suena muy razonable lo que anda por ahí diciendo el 'bellotari' Guillermo Fernández Vara. Él no está en desacuerdo con la tesis de que cada autonomía española se ha convertido en sí misma -aunque unas más que otras- en un auténtico Leviathan; es decir en 17 'Leviathanes mini_yo' a sumar al Leviathan central y padre de todos los Leviathanes. Él habla de que Aznar, esotro iluminado a quien las Azores confunda, durante su mandato dijo aquello de que o los mini_Leviathanes que aún no las tuvieran tomaban competencias plenas en Sanidad y en Educación -dos de los grandes pilares del Estado de bienestar- o quedaban excluidos del nuevo modelo de financiación. [Aznar, voz latina que significa: 'dícese de quien ahora dice que 'éste' Estado autonómico es inviable']. Y, claro, a 'leviathanarse' aún más tocaba.

Como ése es el modelo y ése es uno de los grandes problemas, Fernández Vara cocina una receta por la tercera vía nada desdeñable, al menos a priori: que el Estado adelgace porque los mini_yo han engordado demasiado y lo contrario no vale, ya que el saber popular dice que 'Santa Rita, Rita, lo que se da no se quita'. Desde luego, es una propuesta a considerar, aunque no es la única.

Otras cosas ha dicho Fernández Vara que son para pensar. Pero son cuestiones internas de partido y ésa ya es otra historia.