El magistrado instructor considera en su auto de desestimación que en el presente caso se cumplen todos y cada uno de los requisitos exigidos por la jurisprudencia constitucional para acordar la prisión provisional y entiende que ésta es la única medida cautelar que puede adoptarse en relación a Francisco Correa, el cabecilla de la trama corrupta del 'caso Gürtel', si se quiere asegurar la investigación y evitar la destrucción de evidencias.
Por otra parte, el magistrado instructor, Antonio Pedcreira, razona que en el procedimiento hay indicios bastantes para afirmar de forma contundente que existe riesgo objetivo y real de sustracción a la justicia por parte del imputado, idea que viene avalada primero por el hecho de que esa posibilidad veraz de fuga fue el detonante de su detención el día 6 de febrero de 2009, y segundo, porque con anterioridad a su apresamiento Correa había empezado a cortar su arraigo en España -donde desde meses antes apenas residía-, mientras ampliaba su círculo de relaciones humanas y económicas en países como Colombia y Panamá.
La avanzada edad de sus padres y la minusvalía de un hermano tampoco son, a juicio del magistrado instructor del caso, razones suficientes que llamen a modificar la medida cautelar de prisión. Si bien se trata de una situación familiar compleja, no afecta en ningún caso a la situación procesal del imputado, porque Correa –y así ha quedado acreditado, dice el juez-, facilitó a padres y hermano cuanta cobertura asistencial requirieron mientras él pasaba largos periodos de tiempo fuera de España. Dice el juez que no es, por lo tanto, el imputado, quien se ocupa de la asistencia personal de dichos familiares.
Por último, y a requerimiento del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, Francisco Correa ha sido examinado por un médico internista que le ha diagnosticado un cuadro de claustrofobia que le imposibilita subir en un ascensor pero no le impide tomar un avión.
Si (
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