Trichet subraya la necesidad de que las medidas acordadas en la última cumbre del G-20, que en su opinión supuso un "punto de inflexión muy importante en el ámbito de la cooperación internacional", sean introducidas "rápidamente y de la manera más profesional posible".
El máximo responsable de política monetaria de la eurozona precisa que es necesario también la introducción "progresiva" de medidas de carácter anticíclico, especialmente en el área regulatoria. Eso sí, Trichet marca distancias con los comentarios realizados por el consejero del BCE, Juergen Stark.
Éste, quien recientemente afirmó que las medidas acordadas en Londres, especialmente las referidas a la ampliación de los derechos especiales de giro del FMI, representan una "mera creación de dinero" que no tiene en cuenta los potenciales riesgos inflacionistas, y señala que estos comentarios fueron realizados a "título personal" por Stark.
El presidente del BCE reconoce que en ciertos casos "excepcionales" puede resultar "necesario e inevitable" que los Estados asuman el control de entidades crediticias.
"Desde mi punto de vista, si fuera necesario que el Estado asuma el control, sería preferible que se efectuara bajo la opción que permite tomar el control del banco sin cambiar el marco legal", lo que mantendría a la entidad dentro del ámbito privado y el Gobierno sería un accionista más.
Por otra parte, el BCE constata que la tanto la economía mundial como la de la zona euro experimentan una "desaceleración severa" de la que no se producirá una recuperación hasta el año próximo.
"Los datos disponibles sugieren que la actividad económica de la zona euro se ha mantenido muy débil a principios de 2009 y que probablemente seguirá así por el resto del año, aunque se prevé una recuperación gradual en 2010", señala la última edición del boletín mensual de la institución presidida por Trichet.