Ahí, en el Mercado de Ganado de Amio, en las afueras de Santiago de Compostela, ante unas 2.500 personas, muchos jóvenes,
José Luis Rodríguez Zapatero y
Emilio Pérez Touriño han hecho el último intento para intentar cambiar la intención de voto en Galicia, que habría llegado a esta final en empate técnico. Ambos han cerrado entre ovaciones la “campaña más sucia de la historia” que habría hecho el PP, en boca de
Pérez Touriño, que no ha hecho concesión alguna a las supuestas corrupciones del PP en Valencia y Madrid, obviando, claro, la de socialistas en Málaga.
Zapatero, en este mitin final ha vendido palabra-compromiso-gestión, que se traduce en el ‘gran esfuerzo inversor’ que ha realizado en cuatro años el Gobierno central en Galicia; ha vendido ‘dinero’ dado desde el Estado, pero también galleguismo y, sobre todo, ministros:
“Nunca como ahora Galicia ha contado tanto en España, con cuatro ministros, nunca” –escuchándole en la primera fila estaba el recién nombrado ministro Francisco Caamaño- y ello
“porque en Galicia hay una cantera como en ningún otro sitio de España”. Zapatero utilizó ahí un recurso para introducir de igual manera la figura de
Pepe Blanco, gallego de Palas de Rei, a quien Zapatero ha colocado de número dos del PSOE. Cita obligada en la tierra de Pepiño. Ovación obligada también.
Breve fue el discurso de Zapatero –realmente, ya queda poco por decir, después de una campaña tan agresiva por todas las partes como ha sido ésta-, pero introdujo otro recurso que ‘emociona’ en los mítines: el recuerdo a la derecha tenebrosa, a la Bush –omisión intencionada de
Obama-, a la del al
“capitalismo injusto de la avaricia”. Por eso, dijo Zapatero, ha ido a Santiago a este final de campaña, “para pedir el apoyo a Emilio Pérez Touriño, un hombre tolerante, respetuoso, un buen demócrata, nunca le habréis visto hacer el ordena y mando que ha hecho la derecha de aquí de toda la vida, respeta a todo el mundo”, la antítesis de la derecha gallega, en resumen.
Y un recuerdo final zapaterista en tierra gallega también para los socialistas vascos, que igualmente acudirán a las urnas el próximo domingo:
“Miles y miles de gallegos quieren ver a Patxi López al frente del gobierno vasco, quieren ver una etapa nueva, de paz, de convivencia, de concordia”… porque “
así es el carácter de nuestro partido: damos lo mejor que tenemos en Euskadi y en Galicia”. Era un intento de mezclar elecciones, resultados, victorias en todo caso.
Luego, el llamamiento al voto masivo:
“Os lo pido a todos los gallegos, sobre todo a las gallegas” para que sus hijos vivan en una sociedad
“que no permita el machismo criminal”… en un día en el que las estadísticas muestran que en 2008 murieron 90 mujeres, 75 por violencia de género.
Y por último, la cantada anticipada de victoria, el grito para animar: “
Emilio, Emilio, Emilio [hasta tres veces le citó, como Pedro] a ganar con la gente de tu tierra, que es una gente estupenda”. En definitiva, que
“a votar por Galicia, a votar por España, a votar por Emilio Pérez Touriño y a ganar como sabemos hacerlo, con la mano tendida”.
La ‘catadura moral’ de Núñez Feijóo
Respuesta de Pérez Touriño al grito de guerra de Zapatero: “
Claro que sí, José Luis, este domingo este partido… vamos a ganar”. Muy dolido por la campaña del PP, que le ha sacado los gastos suntuosos en la Xunta, Touriño no hizo ninguna concesión a su oponente,
Alberto Núñez Feijóo, en particular, ni al PP, en general: habló de la “
catadura moral y degeneración ética” de Núñez Feijóo: “
Quien no hace una campaña limpia no podrá gobernar este país”, dijo, para arremeter contra el popular orensano
Xose Manuel Baltar por los insultos contra el consejero de Medio Ambiente [le había llamado, entre otras cosas, “
maricón”]: “Es la expresión burda y primaria” del PP, pero les dijo que
“cuando no hay principios, convicciones, propuestas y valores” las urnas les responderán.
Ahí, en esa estructura de intervención, cargó Pérez Touriño las tintas contra la supuesta corrupción del P?P:
“Yo no quiero para Galicia lo mismo que en Valencia o lo mismo que en Madrid con el PP”, o también
“Tenemos un serio problema con esta derecha: en España y en Galicia”… y frases similares y ya un tanto manidas en campaña.
Dos anuncios hizo Touriño en esta intervención: una, que a partir del 2 de marzo –si gana, claro- establecerá un acuerdo con empresas y sindicatos para garantizar el 90 % de su salario a los trabajadores afectados por EREs mientras estén en crisis sus empresas. El segundo anuncio ha sorprendido un tanto: que no habrá
“guerra de idiomas”, comrpometiéndose a un nuevo consenso de lenguas:
“No quiero una nueva guerra de idiomas”. Mal, muy mal deben andar las encuestas para enfrentarse de esta manera con su hasta ahora ‘socio’ en el Gobierno, el BNG.
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