El grupo Herman Dune inició este miércoles su esperada gira española sobre el escenario de la madrileña sala Heineken. Se presentaron como dúo tras el abandono de uno de sus miembros fundadores y sin diérisis en la 'u', pero al público no pareció importarle y les propinó una cálida bienvenida.
Con una fórmula tan simple como efectiva, adornar con toques de soul un repertorio de carácter eminentemente folk, Herman Dune alcanzaron el reconocimiento popular con 'Giant', su anterior álbum. Ahora, tras la presentación de su último disco, 'Next Year in Zion', les tocaba revalidar el éxito logrado.
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A pesar de lo esquemático de su formación en directo -un bajista, un guitarra y un batería- en la que se echan de menos los coros femeninos de sus grabaciones, el grupo francés ofreció un concierto entregado, que rozó las dos horas y dio buena muestra de la solidez de su propuesta y de su capacidad compositiva.
La incógnita era saber si las nuevas canciones conseguirían conectar con sus seguidores igual de bien que la colección de pequeños himnos de sus dos discos anteriores. Sin duda así fue, aunque algunas de estas últimas, como 'Not on Top', fueron las más celebradas por un público que arrancó dos bises a los barbudos Herman Dune.
El desgarbado líder del grupo, David-Ivar Herman Düne, se ganó la simpatía de los asistentes con su personal voz, su rudimientario español y sus referencias a Madrid, aunque también destacó la asombrosa pericia instrumental del percusionista, Néman Herman Düne, que llegó a tocar sirviéndose de un serrucho. Su propuesta viaja ahora al resto de ciudades de su gira española.
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