La historia se repite: los centros escolares no están listos

Con los mismos síntomas de toda su historia, el año lectivo panameño se inicia hoy, con muchos centros escolares en malas condiciones. Todos los veranos no han sido suficientes para reparar las escuelas, y ningún ministro ha sido capaz de atender el problema a tiempo. En la parte física, la educación panameña padece problemas de fondo, igual que en su parte administrativa y filosófica: es mala, inadecuada y está en manos incompetentes.  

Panamá está en una de sus crestas de ola históricas, con la posibilidad de salir del círculo de los pobres, y entrar al de los países desarrollados. Depende en gran medida de cuánta importancia le den los dirigentes sociales y políticos a la educación, y cómo se motive a los gremios de educadores, para que depongan sus actitudes retrógradas y asuman la responsabilidad de convertirse en verdaderos maestros. La base de una educación competitiva es la actitud y preparación de sus maestros y profesores. Los de Panamá no llenan los mínimos requisitos, empezando por la autoridad en las aulas, que está en total crisis debido a la ausencia de modelos académicos. A un maestro no se le puede dar autoridad: se la gana por su temple humano.  

La dirigencia magisterial lleva décadas lucrando de los políticos y el clientelismo. Los partidos y sus dirigentes no los enfrentan; los maestros tienen pereza al hablar de renovar su conocimiento, principal herramienta de su profesión; el acceso a la tecnología, la información y el conocimiento del alumnado es una amenaza a la autoridad magisterial, y la respuesta es represión académica, fundamentada en examinar lo que no se enseña. El porcentaje de fracasados es alarmante, y la “academia” lo blande como un trofeo, sin darse cuenta de que es una vergüenza.  

Panamá tiene una oportunidad irrepetible entre 2010 y 2025, cuando el país ingresará unos 30 mil millones de dólares producto de un crecimiento económico sin precedentes, impulsado por el turismo, la construcción y la ampliación del Canal. Pero la gran oportunidad puede ser desperdiciada, si desde ya no se atiende la educación panameña, empezando por un reciclaje profundo de sus educadores.  

Aproximadamente 800 mil estudiantes empiezan clases hoy, con un plantel educativo de unos 40 mil maestros.