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Todo sobre Segi, la organización juvenil de ETA

Todo sobre Segi, la organización juvenil de ETA

Segi (o Seguir), la organización juvenil de ETA a la que el juez Fernando Grande-Marlaska acaba de golpear duramente, fue presentada 'en sociedad' en San Sebastián el 29 de junio de 2001 por Zigor Ruiz Jaso y Araitz Zubimendi Izaga, con el lema “Jaia, Borroka ta Segi Aurrera” (Fiesta, lucha y seguir adelante). Segi es la continuación de Haika y Jarrai, el equivalente etarra del fascista 'Frente de Juventudes'. Iniciada la idea del 'frente' ya en 1975, sus actividades están marcadas por ETA, según la Audiencia Nacional, y referidas a la desestabilización política en el País Vasco, incluyendo, naturalmente, la lucha callejera y la captación de nuevos 'cachorros' de ETA. Segi fue declarada organización terrorista por la Sala Segunda del Tribunal Supremo en enero de 2007.
         La misión de Segi ( o Seguir), como continuadora de Jarrai y Haika, desarticulada unos meses antes por el juez Baltasar Garzón, es sencilla, según la sentencia número 51/09, de 11 noviembre pasado, de la Sección Cuarta de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional contra Jarrai: "Encargarse, por todos los medios a su alcance, de ser un instrumento desestabilizador de la sociedad vasca en particular y, de la española, en general, desestabilización que se lleva a cabo, no sólo mediante campañas de manifestaciones, asambleas, concentraciones, estrategias de medidas de presión amenazantes contra instituciones o entidades, sino con actos de boicot, de infinidad de actos de violencia callejera, amén de servirse de futuros candidatos para otra misión posterior, llevar a cabo la lucha armada".

         Tras la desarticulación de Haika por el juez Garzón, a principios de 2001, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado tuvieron constancia de cómo se estaba creando una estructura de reemplazo, la de Segi, para continuar con la labor de zapa juvenil de ETA. En mayo de ese año, la constitución de Segi estaba en marcha: “Hola amigo: Acaso sorprenderá el recibir esta nuestra carta, seguramente, porque no se ha dado el caso hasta ahora. Este escrito os lo remitimos los jóvenes independentistas revolucionarios de Andoain, los que conformamos HAIKA, mejor dicho, los que lo conformábamos…. Así, HAIKA, está llevando adelante una campaña para recoger ayudas económicas a lo largo de Euskal Herria, porque frente a estos ataques, la juventud vasca no se acobardará y porque tenemos a punto la creación de una nueva organización”.


La Historia del 'frente de juventudes' de ETA

Para entender la importancia de Jarrai, Haika y Segi en la estructura del entramado etarra hay que remontarse a 1975, año en el que se constituyó la Koordinadora Abertzale Sozialista (KAS) y Jarrai reemplazó a sus Juventudes. Jarrai quedó así sujeta a la influencia de KAS, según la citada sentencia de la Audiencia Nacional, y, después, de su sucesora, Ekin, "a su vez tutelada por ETA y sometida a su última supervisión", explica esa sentencia.

         Siguiendo estas directrices, en noviembre de 1988, por ejemplo, hay un salto cualitativo, cuando los 'taldes' de Jarrai -posteriormente desarticulada- atacaron más de 40 sucursales bancarias; algo similar ocurrió un año después en protesta por la detención de José Antonio Urrutikoetxea Bengoetxea, 'Josu Ternera'. Y entre enero de 1992 y marzo de 1999 se cometieron 6.263 actos de "kale borroka".

         Del extracto de las acciones violentas llevadas sucesivamente por las organizaciones Jarrai-Haika-Segi la Audiencia Nacional concluye que, en realidad, las tres constituyen una organización estable en el tiempo, desenvolviéndose desde 1978 a 2001; que, lejos de dedicarse a la defensa pacífica y por medios legítimos de su opción política, dicha organización complementa la actividad de lucha armada de ETA, mediante actos de 'kale borroka' numerosos y reiterados.

         ¿Cómo actúan los cachorros de ETA? La justicia lo tiene claro: utilizan artefactos explosivos o incendiarios; causan daños, coacciones y amenazas, destrozan vehículos particulares y autobuses, incendios intencionados, colocan de artefactos explosivos y contra-manifestaciones violentas… Preparan, en definitiva, el camino a ETA de numerosos jóvenes que reemplazan a los pistoleros que van siendo detenidos. Es, sin duda, la cantera de los asesinos de ETA.

         Desde su constitución, son muchos los acusados de pertenecer a Segi que han acudido a la Audiencia Nacional. Precisamente, el pasado 12 de noviembre, La Sección Cuarta de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional condenó a seis años de prisión a cinco miembros de la organización juvenil ilegalizada que no se presentaron en el juicio que se llevó a cabo en 2005. Pero ya antes de este largo proceso judicial, las asociaciones Jarrai-Haika-Segi figuraban desde el año 2001 en la lista europea de organizaciones terrorista, no obstante, en Francia sigue siendo legal al igual que Batasuna.
 

La "destrucción del Estado social"

         Según la Audiencia Nacional, para la consecución de la finalidad última de ETA, "consistente en la destrucción del Estado social y democrático de derecho vigente en España y su sustitución violenta por un régimen socialista, reunificado, euskaldún e independiente", Segi ha venido reutilizando varias formas de operar, según un diseño confeccionado al efecto, permitiendo su pervivencia en el tiempo mediante la utilización simultánea y sucesiva de varios mecanismos y estratagemas.

         Según los documentos incautados a ETA por las fuerzas de seguridad existe la constancia de que el objetivo de este peculiar 'frente de juventudes' etarra es "la creación violenta e imperativa de un estado socialista vasco". Así, desde el inicio de la etapa democrática puso en marcha una adaptación de su estrategia, de forma que, con objeto de aprovechar las oportunidades que suponía el nuevo régimen democrático, elaboró un documento “Agiri” (Manifiesto) cuyo objetivo era dejar en la “ ilegalidad” al grupo armado y, simultáneamente, sacar y dar a conocer a la luz pública toda una serie de entramados societarios, al que el propio Manifiesto llamó “ aparato de masas” en el que se incluyeron un buen número de asociaciones de muy diversa índole, social, cultural, obrero, de apoyo a refugiados…

         Y, naturalmente, diversos movimientos juveniles, entre los que se encotraron, simultánea o sucesivamente, Jarrai, Haika y Segi; asociaciones o entidades sociales que salieron a la luz pública con objeto de captar no sólo a los descontentos con el sistema democrático y a los radicales separatistas, sino a los que compartiendo tales ideales, estuvieran dispuestos a dar un paso mas para convertir y transformar aquella finalidad política de separatismo e independencia en mecanismos aptos para el cambio violento de un nuevo régimen político vasco

         Para llevar a cabo la relación entre el 'frente armado' y el denominado 'de masas', ETA utilizó la alternativa KAS, de forma que si hasta entonces las diferentes organizaciones integradas en esa coordinadora aportaban sus representantes para participar en el órgano de la su máxima jerarquía (KAS Nacional), a partir de ese momento fueron los propios miembros de KAS quienes se integraron en el conjunto de cada una de esas organizaciones, entidades, asociaciones y movimientos juveniles y entre ellas, claro, Jarrai, Haika y Segi.

         Así fue cómo se permitió que KAS asumiera no sólo el control de la acción política, sino potenciar la propia organización terrorista, dado que una misma persona asumía múltiple militancia. El sistema se perfeccionó en base a lo acordado en el documento “Karramarro II”, en el que la banda impuso a los miembros de KAS la obligación de participar en algún tipo de movimiento real, ya fuera obrero, popular, en pro de la situación de los presos o en el movimiento propiamente juvenil aglutinado bajo las siglas de Jarrai, Haika o Segi.
 

Surgimiento de Segi

         Se fue actuando como hemos señalado hasta marzo de 2001, cuando el Juzgado Central de Instrucción nº 5 -el de Garzón- suspendió las actividades de Jarrai y Haika, motivando que algunos de los integrantes de aquellas asociaciones reconstituyeran un nuevo movimiento juvenil bajo las mismas dependencias y consignas y adoptando el nombre de “Segi” (o Seguir), abandonando, en algunos casos, las sedes donde aquéllas se ubicaban tanto en Bilbao como en Vitoria y permaneciendo otras, como las de Pamplona o San Sebastián que, junto con algunas “Herriko tabernas” o determinados locales cedidos por organismos públicos para actividades juveniles, se convirtieron en los lugares de reunión de los militantes de Segi.

         Desde entonces, son muchos los acusados de pertenecer a Segi que han acudido a la Audiencia Nacional. Precisamente, el pasado 12 de noviembre, La Sección Cuarta de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional condenó a seis años de prisión a cinco miembros de la organización juvenil ilegalizada que no se presentaron en el juicio que se llevó a cabo en 2005.

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