Sánchez, investido presidente en primera votación con los apoyos del 'club de la amnistía'

Lo ha hecho en la primera votación, sin tener que esperar a una segunda dentro de 2 días, y con los esperados 179 votos a favor.

Los escaños correspondientes a esa aprobación de la investidura procedieron de PSOE (121 diputados), Sumar (31), ERC (7), Junts (7), EH Bildu (6), PNV (5), BNG (1) y Coalición Canaria (1).

Sólo votaron en contra los 137 diputados del PP, los 33 de Vox y el diputado de UPN, en total 171 escaños.

Sin sorpresas

No ha habido, como se contempló, votos tránsfugas dentro del grupo parlamentario socialista, pese a que algunos territorios discrepan de los acuerdos con los independentistas catalanes y la ley de amnistía, pero también por pactos que conllevan asuntos específicos de financiación y deuda autonómica para esa comunidad.

Capítulo aparte merece la diputada de Coalición Canaria, Cristina Valido, que como ya confirmase hace una semana, votó a favor de la investidura del líder socialista, pero manifestando su contrariedad con la acordada ley de amnistía. Su apoyo se basó en los acuerdos sobre la 'agenda canaria', y siendo conscientes de que con su voto no se podría evitar que esa norma salga adelante con la mayoría parlamentaria con la que cuenta el PSOE.

Sánchez conseguía esta nueva presidencia sobre las 13:15 horas, siendo su tercer mandato como jefe del Ejecutivo, después de que en 2018 lo lograse ganando la moción de censura a Mariano Rajoy y a finales de 2019 ya después de unas elecciones.

Finalizado el debate y proceso de investidura, la presidenta del Congreso, Francina Armengol, comunicará al rey Felipe VI el resultado de la votación para que nombre a Sánchez como presidente, tal y como determina el artículo 171.6 del Reglamento del Congreso y por extensión, la Constitución.

Sánchez presidente... ¿y ahora qué?: los retos que afronta hasta 2027

Pedro Sánchez ya ha conseguido el 'más difícil todavía' propio de un cuento cirquense. Tras sobrevivir a las traiciones internas y conseguir ser presidente por la moción de censura contra Rajoy, seguirá en el poder.

Cuando todos le daban por muerto por la difícil legislatura (2019-2023), entre pandemias y varias crisis, los resultados electorales de julio le permitieron sobrevivir, después de adelantar la cita con las urnas para evitar un mayor desgaste, sobre todo tras el mal resultado de los comicios autonómicos y municipales de mayo.

Pero ahora Sánchez no tiene frente a sí un camino de rosas hasta 2027, sino una turbulenta senda, con alianzas parlamentarias muy ajustadas y tensas, además de varios retos propios de la agenda.

2024, nuevo reto ante las urnas

En 2024 es el turno para las elecciones europeas, y sin duda que será que supondrá su primer gran reto como presidente a nivel ciudadano.

Si los españoles le dan la espalda en el próximo mes de junio, con un muy mal resultado para el PSOE, se verá comprometido a hacer varios cambios incluso una crisis de gobierno.

Y es que teniendo en cuenta que supone un plazo de unos 7-8 meses, es tiempo suficiente para valorar estas elecciones como una reválida y una prueba de confianza para su nuevo gobierno.

La ley de amnistía

Es una evidencia, pero la primera dificultad que se le viene encima a Sánchez y al PSOE y Sumar es aprobar la controvertida ley de amnistía para Cataluña.

Aunque el texto presentado por ahora parece bien visto por todos, de cara a que encaje en la Constitución, se debe también a que los grupos parlamentarios aliados aún no han ido introduciendo sus enmiendas correspondientes.

Muchos temen que cuando ERC y Junts incluyan algunas de sus reivindicaciones más controvertidas y el texto legislativo vaya progresando, se generarán tensiones entre todas las partes. Por no hablar lo que posteriormente supondrá ver a Carles Puigdemont regresar a casa (quizás ya en 2024) con fiesta indepndentista en las calles, regresando como un gran éxito del soberanismo sobre el Estado.

La agenda catalana

No finaliza con la ley de amnistía la complicada relación con los partidos independentistas catalanes, que tan caro cobrarán su apoyo a la próxima legislatura. Tanto ERC como Junts han fijado una agenda de cara a los próximos años que generará muchas protestas por parte de la oposición y sus votantes.

Además de la amnistía, ERC han pedido el traspaso de las competencias para gestionar los trenes de Cercanías catalanes, los Rodalíes. También el PSOE se ha comprometido a abordar el tema pendiente de la deuda catalana con el Estado, que podría ser condonada parcialmente. Eso obligará al Gobierno a hacer un salto triple moral con tirabuzón y encajar ese tema con las peticiones del resto de territorios del Estado.

Por último está el asunto puramente soberanista: tanto ERC como Junts exigirán dar pasos hacia un posible referéndum de independencia, aunque nadie haya fijado los términos del mismo.

Renovación del Poder Judicial

No hay que olvidar tampoco un asunto que fue motivo de choque absoluto entre PSOE y PP durante los últimos años: la renovación del Poder Judicial. El órgano de gobierno de los jueces, el CGPJ, lleva casi 5 años con el mandato caducado, contraviniendo la Constitución y con la Comisión Europea exigiendo que se negocie esa renovación.

El PP sigue teniendo la sartén por el mango y podrá continuar bloqueando este tema, puesto que tampoco está escrito en texto legal alguno que estén obligados a hacerlo de manera material. Se siguen escudando los 'populares' en que su proyecto es que sean los propios jueces quien elijan a sus mandatarios, y no los partidos políticos, por lo que se niega a facilitar sus votos para que haya una mayoría parlamentaria suficiente que permita desbloquear la situación. No se descarta, de todas formas, que pasados tantos años y a la vista de las quejas de los propios jueces, Feijóo y los suyos den su brazo a torcer. Aunque eso supondría 'claudicar' y Vox lo aprovecharía para arremeter contra el partido de derecha por interpretarlo como un gesto de debilidad. Intentarán recordar el lema belicista de "al enemigo, ni agua".

La calle en contra

Otro problema que sin duda Sánchez y los suyos no deben desdeñar ni menospreciar es a tener la calle en contra. La representarán millones de personas, más de 11, votaron a PP, Vox o UPN, los partidos de la oposición, casi tantos como los que corresponden a la gran alianza de la investidura.

Será, como prometen tanto PP como Vox, una legislatura llena de protestas callejeras y concentraciones en contra de las grandes promesas de la legislatura a los socios: ley de amnistía, concesiones económicas a Cataluña, traspasos de competencias, modificaciones en política territorial hacia las autonomías con tradicional nacionalista...

Tampoco serán tiempos fáciles para los diputados y senadores de la izquierda y nacionalista. Su participación ciudadana, cuando quieran estar en la calle, será complicada e incluso peligrosa, debido a las amenazas de los sectores más extremistas para acosarles por lo que consideran una "traición" al país.

La crisis inflacionaria y las tensiones internacionales

El contexto de la economía a nivel internacional es otro problema que marcará los próximos años para el Gobierno. Continúa la tensión inflacionista que ha encarecido los precios de los productos básicos de la compra para millones de españoles, por no hablar del problema de la vivienda, con las hipotecas disparadas por la subida de tipos de interés y en consecuencia, del Euribor. Los alquileres también están por las nubes y el ahorro familiar se desploma ante el enorme gasto a fin de mes. La agenda social será fundamental, pero también las políticas de choque para hacer frente a las subidas de la energía (luz, gas, combustibles), así como los alimentos.

Las tensiones políticas internacionales serán también clave: no sólo es Ucrania y Palestina, se esperan más conflictos globales entre bloques y España no podrá permanecer oculta. Ya no estará Podemos en un papel tan clave en el Gobierno, pero los aliados parlamentarios se harán notar a la hora de condicionar la agenda internacional y cómo España se proyecta en Europa y el resto del mundo.

La incógnita de Podemos

Hablando de los morados, queda un serio problema por tratar: los 5 diputados de Podemos que serán casi tratados como 'rebeldes'. Entre la natural petición de todo partido de tener atención mediática para no desaparecer y las razones de su enojo (por cómo fueron tratados en la asignación de puestos en las listas electorales o el veto a Irene Montero), los morados prometen guerra interna en los próximos años.

No se alinearán con Sumar en todas las posturas parlamentarias y hay una serie amenaza de integrarse incluso en un grupo parlamentario externo, ya sea en el Grupo Mixto con las minorías o incluso con ERC o Bildu. El portavoz republicano, Gabriel Rufián, no tuvo reparos, durante el debate de investidura, en invitar a estos 5 diputados morados a integrarse en sus filas parlamentarias.