Fiesta, desahogo y pasión fue lo que se vivió tras el último penal convertido por Lautaro Martínez, es que más allá de la clasificación a la semifinal, fue también un acto de justicia luego de la verdadera batalla contra los holandeses y el pésimo árbitro español, que hizo todo lo posible para que sea el conjunto europeo el que avance en el mundial. Pero no pudo con Meesí, ni con esta garra que demostró el equipo, que si bien es acertada la definición del Dibu Martínez "Tenemos huevos, tenemos pasión, tenemos corazón y lo hacemos por 45 millones de argentinos", aunque lo que le faltó a decir al gran arquero argentino fue resaltar el juego del equipo y las brillantes individualidades que tiene la Scaloneta.
Si nos remitimos a lo que pasó en los 90 , hasta el segundo gol convertido por Messi de penal, Argentina le había dado una paliza táctica a Países Bajos, participando en las dos jugadas los laterales volantes, acierto de Scaloni, al que se le simplificó con la lesión de Di María poder utilizar este sistema de juego, con res centrales de una enorme categoría como Otamendi, el Cuti Romero y Lisandro Martínez. El primer tanto se dio tras una escalada de Nahuel Molina que aprovechó una asistencia mágica de Messi, que sin mirarlo lo dejó solo ante el arquero, y el lateral surgido en Boca definió con una categoría que cualquier delantero envidiaría.
Y justamente el segundo gol llegó tras una escalada del Huevo Acuña, lo más flojo del equipo, que, con la complicidad del defensor holandés consiguió un penal sacado de contexto, para que Messi con gran categoría engañara al arquero y concretara el segundo tanto.
Firme en el fondo, con el mejor partido de Mac Allister en el medio, la entrega de De Paul y la ubicación de Fernández -que rinde bien donde lo ubiquen en el campo-, más la maestría de Messi y la entrega de Julián Álvarez parecía tener todo controlado.
Pero a partir de ahí el entrenador holandés metió cambios que complicaron a la Argentina. Dos torres para recibir centros, y así, a puro centro y la ayuda arbitral del español Lahoz fue inclinando la cancha. A los 83 llegó el descuento -obviamente de cabeza- y a los 56 minutos, si leyó bien, 56 minutos, tras una discutida falta de Pezella, Holanda realizó una jugada preparada, cuando todo indicaba que se vení un tiro libre directo al arco, y ante la sorpresa de todos llegó la injusta igualdad.
Con ese golpazo anímico encima los jugadores tuvieron que salir a jugar el alargue. La lógica indicaba que los europeos iban a ir por todo empujados por el buen ánimo con el que habían terminado los 90, pero esto es fútbol y Argentina Scó a relucir su historia y la categoría de sus jugadores para sacar pecho y dejar en claro que no iban a permitir que los pasen por arriba.
EL primer tiempo del alargue no tuvo demasiadas situaciones de riesgo, pero de a poco Argentina iba haciéndose dueña del control del juego. Esa situación siguió profundizándose en los últimos quince, y más en los minutos finales, donde el seleccionado europeo lo único que quería era llegar a los penales y así lo tuvierno Di María, Pezella, Lautaro, hasta la última que fue un disparo de Enzo Fernández que pegó en el palo.
Y sí el As de Espadas es Leo Messi, el As de Bastos está en el arco y se llama Dibu Martínez: que atajó los dos primeros penales de manera brillante para que luego Messi, Paredes, Montiel Y Lautaro convirtieran para llegar a una justa semifinal.
Ahora el martes el rival será Croacia, si una Croacia que impidió que se diera en una semifinal de un mundial el clásico sudamericano, de un Brasil que estaba más preocupado en pensar donde poner la nueva estrella que en el juego de Croacia, ahora quizás les sea más fácil encontrar el lugar, y, para desgracia de os espectadores imparciales y de los periodistas de TyC Sports, que cada vez que hablaban de Brasil se les caía la baba, la semifinal la jugará Messi, pero no contra Neymar sino contra Modriic.
El martes a las 16hs de Argentina será la cita, con las ausencias de Acuña y Montiel por acumulación de amarillas, y con poco descanso para recuperar a los tocados -como De Paul y Di María- perro con él ánimo bien en alto para seguir con la ilusión de 45 millones de argentinos, que saben, mejor que nadie, que este equipo si hay algo que no negocia es la actitud, y eso es uno de los grandes factores para que la comunión entre hinchas jugadores sea única.
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