He sostenido hace semanas que los resultados electorales muestran una enorme mayoría de votos a favor de los partidos constitucionalistas (PP, PSOE Ciudadanos) y que sólo la cultura política (de banderías) imperante y las lecturas interesadas de los comicios motivadas por el deseo irrefrenable de llegar a la Moncloa, se empeñan en torcer el sentido general de esa gran mayoría, que se orienta hacia el interés general del país. También he sostenido que existen formulas diferentes a la gran coalición PP-PSOE liderada por Rajoy, que no pasan “obligadamente” (como dice Sánchez) por la alianza PSOE-Podemos. Pues bien, las encuestas publicadas en diversos medios el pasado fin de semana acerca de las preferencias de los españoles sobre los distintos pactos posibles, me han aclarado que, en efecto, por ahí van las cosas en el electorado.
Dos elementos son comunes en todas las encuestas: el primero, que la ciudadanía cree que se debería buscar acuerdos mayoritarios sin que pasen necesariamente por los planes de Rajoy o de Sánchez; el segundo, que la alianza entre PSOE y Podemos es la que suscita menos apoyo entre los encuestados. Estas dos referencias deben ser fundamentales en el seno de las fuerzas políticas que apoyan sin dudas la Constitución.
Sin embargo, la estrategia de Rajoy, consistente en ganar tiempo para demostrar las debilidades de su oponente, no hace otra cosa que prolongar la crisis política y tensionar la sociedad, además de exponer la Corona (que tanto dice defender). Por otra parte, la tentación de Sánchez de presidir un gobierno a la griega, estrujado entre la acción gubernamental demagógica y el muro de la Unión Europea, conduce a corto plazo a la ingobernabilidad y al desastre económico.
Es cada vez más evidente –ahora reflejado en las encuestas- que España quiere buscar alternativas a esta dialéctica del despropósito. En otras palabras, buscar soluciones al margen de los planes personales de Rajoy y Sánchez. Parece que es la hora de los actores políticos internos de las principales fuerzas políticas. Desde ellos debe salir una propuesta alternativa al imposible gobierno de Rajoy y al indeseable entendimiento entre PSOE y Podemos.
¿Y en qué dirección debe buscarse esa alternativa a los planes de Rajoy y de Sánchez? Como se ha insistido, una solución de última instancia consistiría en repetir las elecciones. Pero si se quiere evitar esa opción, el camino de la sensatez no es otro que lograr algún acuerdo político para reflotar el sentido de la mayoría de votantes constitucionalistas. Como dije, una posibilidad sería un acuerdo de gobierno encabezado por Ciudadanos como piedra angular, apoyado parlamentariamente por PP y PSOE. Puede que suene sorprendente pero no sería la primera vez en Europa que se gobierna de esta forma, cuando hace falta una solución de Estado. La otra opción es un gobierno del PSOE –con o sin la participación de Ciudadanos- apoyado parlamentariamente por el PP. Eso ya no sería una novedad puesto que así se ha elegido al Presidente del Congreso. Desde luego, también habría una tercera posibilidad, que consistiría en un gobierno del PP sin Rajoy, con o sin participación de Ciudadanos, con el apoyo parlamentario del PSOE. Pero no me parece muy probable, tanto por la cultura política del PSOE como por la del PP.
En todo caso, es evidente que sí hay alternativas para formar gobierno en caso de que no se quiera ir a nuevas elecciones, sin pasar necesariamente por los planes personales de Rajoy y Sánchez. Ojalá haya fuerza en las entrañas de las fuerzas políticas y de la opinión pública para que tal búsqueda de alternativas prospere.
Si (
No(
