Los OCLÓCRATAS se sienten los depositarios de los auténticos deseos políticos de la sociedad. Ellos, que comenzaron con movimientos asamblearios (tipo 15 M), con una representación limitada, se creen los únicos capaces de regenerar la sociedad y la política. Su arrogancia es inaudita: no reconocen que han perdido las elecciones, niegan reconocimiento a todos los demás, sean de la cuerda ideológica que sean, no perdonan la vida a ningún otro partido político, rompen las normas, intentan acomodar a sus intereses las disposiciones y las reglas de juego, y manifiestan su rebeldía ante las formas a las que deben someterse, sea llevando un chiquillo al hemiciclo, sea con una indumentaria “llamativa”, sea alterando las fórmulas de juramento, sea llorando en la puerta del Congreso, sea de cualquier otra manera que los haga protagonistas del momento. Son egoístas y caprichosos, soberbios y altaneros, y actúan como si todos les debiéramos la vida.
Sí, estoy hablando de PODEMOS, y de su representante el (mal que le pese) señor IGLESIAS. Un político que presenta en España todas las características de la OCLOCRACIA. Él quiere la sustitución de la democracia representativa por la democracia de la multitud, de las masas; quieren cambiar la estructuración de la sociedad en partidos políticos, por la participación directa de los ciudadanos a través del partido único. Ofreciendo a la masa una información sesgada, y dominando los medios de comunicación más populares, pretenden crear una falsa democracia asamblearia en la que toda la “muchedumbre” participe en la toma de decisiones, que al final serán tomadas por el “comité central”. En un régimen oclócrata hay que crear en el pueblo, en la masa, una desinformación general, lavada de cerebro incluido, una educación basada en el odio y en el desprecio a todos los principios. Por eso, hay que suprimir toda escala de valores que no sean los propios de la oclocracia. Los valores morales y religiosos estorban, excepto los islamitas, que es la costea a PODEMOS, además de ser agresiva con los infieles.
Hemos visto estos procedimientos en la CUP: tras múltiples asambleas, en algunas con resultados tan atrabiliarios como el empate a 1.515 votos, ha decidido al final una minoría o soviet supremo. Ahora se postula que los medios informáticos ofrecen posibilidades de participación en la toma de decisiones, muy fáciles de manipular y con muy poca fiabilidad. Que no nos engañen: la gente no está por la participación continua y asamblearia que proponen Véase lo que se planteaba en las páginas oficiales del ayuntamiento de Madrid, que comenzaron como una “ventana abierta” a la transparencia y a la participación: han sido cerradas por inoperantes.
Este procedimiento fue el seguido por los soviets de IOSIF STALIN, tras acabar con los mencheviques. Son comunistas totalitarios que esconden el nombre por la mala prensa que el comunismo tiene en la sociedad occidental, y por el reconocimiento implícito de que el comunismo tiende a provocar la ruina de las sociedades. Y a los ejemplos nos remitimos.
A la OCLOCRACIA, una vez que han arruinado las sociedades, le sigue, necesariamente, la aparición de un personaje salvador providencial que limpie la sociedad de los residuos oclocráticos, y devuelva la situación a la de Democracia Liberal Representativa. Y ese personaje suele tener mucho de dictador.
Estos conceptos necesitan ser explicados más detenidamente para conocerlos y analizar su proyección sobre la España de hoy. IGLESIAS y sus adláteres, profesores de POLÍTICAS, deben conocer muy bien el paso de la democracia a la oclocracia, porque el concepto debe formar parte de sus programas universitarios en Filosofía Política. Y lo intentan aplicar sabiamente en España.
Esperemos que no lo consigan, que no pasemos de la democracia representativa a la oclocracia, aunque por ese camino vamos.
Si (
No(
