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Los juegos políticos del calendario y Felipe VI

lunes 04 de enero de 2016, 19:28h

Si los políticos quieren y el Rey se lo,permite podemos tener gobierno en funciones hasta el verano. O podemos decirlo al revés pero con el mismo resultado/ si el Rey quiere y los,políticos se lo permiten podemos tener soborno en funciones hasta el verano.

Ha llegado la hora del calendario, de las fechas obligadas para cada acto, del respeto a los estatutos de los partidos o al salto continuo de las normas. Desde el 20 de diciembre y como consecuencia de sus resultados la política española se ha metido en un barrizal del,que va a ser complicado sacarla.

Para empezar y casi para terminar -si tenemos en cuenta el mensaje de Navidad de Felipe VI y los posteriores mensajes de todos y cada uno de los presidentes autonómicos- está Cataluña. Tras tres meses de castigo la CUP ha decidido por fin que no qpoyará la investidura de Artur Mas, con lo que a su debilitado partido tras los comicios generales le toca " mover ficha" en una dirección o en la opuesta: cambiar de candidato y colocar a Francésc Homs, por ejemplo, que pueda ser aceptado por Esquerra y la CUP; o negarse a la presión y aceptar que se celebren nuevas elecciones entre el 6 y el 13 de marzo. Aceptar otro candidato que no sea de Convergencia sería enterrar el partido que fundara Jordi Pujol y que ha representado a la mayor parte de la burguesía catalana.

Rota la coalición de Junts pel sí, cabe la posibilidad de que Esquerra Republicana y Oriol Junqueras se alejen de sus actuales aliados, se escoren aún más hacia la izquierda y busquen un acuerdo tripartito con la CUP y los " independientes" de la lista que lograron escaño. La presidencia de la Generalitat es muy golosa y ninguno de los lideres políticos está seguro de lo que pasaría en la nueva convocatoria con otros candidatos en alguna de las listas.

El centro derecha catalán que estaba articulado en torno a CiU no tiene ahora mismo quien le represente con fuerza en el Parlament. En esa hipotética y casi segura "segunda vuelta" tendría que agrupar sus votos -los de Convergencia, los de Unió, los de Ciudadanos e incluso los del PP- en una única opción y votarla masivamente. Eso o dejar que se abra paso un nuevo gobierno tripartito de izquierdas en torno al eje quw formarían el PSC y Esquerra.

Artur Más es en sí mismo un problema pero no el único: está la elección entre el soberanismo y el capitalismo, entre la Cataluña que quiere la independencia, la que quiere un referéndum y una singularidad dentro de España, y la que quiere que todo siga como está con pequeños cambios fiscales que, por si no lo recuerdan algunos, tendrán que pasar por el tamiz europeo.

Tenemos al mismo tiempo el plato fuerte del calendario: la formación de un gobierno del estado o la convocatoria de nuevas elecciones generales. Aquí los plazos no están establecidos y la actuación del Rey puede ser crucial. Algo que llevaría a Felipe VI a salir a escena y " jugar" las pocas cartas políticas que le permite la Constitución.

Miremos fechas: el día 13 se constituye la Mesa del Congreso y se elige presidente de las Cortes, la persona que debe" negociar" con el Rey los plazos y fechas de la posible investidura, así como el ritmo de las audiencias reales, audiencias y consultas que no tienen plazo para su realización.

Durante ese tiempo y contando con que enero está considerado un mes inhábil para el Parlamento, salvo que la Mesa diga lo contrario, la sesión inaugural de la Legislatura se produciría a mediados de febrero. A partir de esa fecha y si tiempo limitado Felipe VI debe sondear a los distintos candidatos posibles, empezando por Mariano Rajoy y siguiendo con Pedeo Sánchez para ver si alguno tiene posibilidades de alcanzar la mayoría absoluta en una primera votación o una mayoría suficiente en una segunda que se celebraría :8 horas después se la primera.

Si recordamos lo que pasó con José María Aznar en 1996 podemos tranquilamente irnos a finales de marzo o principios de abril, tiempo en el que empezarían a contar si no hay presidente electo los dos meses que contempla la Carta Magna para una nueva cita con las urnas. Es decir, finales de junio.

Las fechas legales y constitucionales marcan otros calendarios, estos partidistas, el del PSOE y el del PP. Ambas formaciones tenían pensado celebrar sus Congresos a finales de febrero o principios de marzo. Parece que la dirección de los populares ya han decidido esperar y posponer esa cita para después de las posibles elecciones. En el campo socialista la cosa es muy distinta ya que a diferencia de, hoy por hoy liderazgo indiscutible de Mariano Rajoy no pasa lo mismo con Pedro Sánchez.

El 39 Conbreso Federal y ordinario del PSOE se debería celebrar a príncipe de febrero según arcas sus Estataitos, pero para conseguirlo tendrían que saltarse sus propios plazos, que establecen sesenta días tras la decisión del Comité Federal, que a su vez debe ser convocado por la Ejecutiva Federal con 20 días de antelación. Todas las fechas pueden cambiarse de forma extraordinaria como ya pasó en 2014, cuando en junio se eligió a Pedro Sánchez, pero ahí está la batalla entre los que desean mantener a Sánchez y los que piensan que debe sustituirle Susana Díaz.

Arranca 2016 con un galimatías político que es inédito y en el que los partidos y los lideres de los mismos tendrán que demostrar sus habilidades para negociar y para otear un futuro en el que, esta vez sí, puede cambiar el futuro de España de una forma que no lo hizo en 1977. Las incógnitas políticas son muchas por sí solas y pueden aumentarse si les sumamos las judiciales y económicas.

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