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La X Legislatura ha muerto; viva la XI (breve) Legislatura

Por Fernando Jáuregui
miércoles 21 de octubre de 2015, 12:49h

Un día histórico más de los muchos días históricos que estamos viviendo. Asisto, como siempre hago, a la sesión de control parlamentario al Gobierno. Es la última de la Legislatura. Hay ambiente bronco, de fin de era y de comienzo –como si no hubiese comenzado ya—de campaña electoral. Los que interpelan a Rajoy en esta postrera jornada –Aitor Esteban,Rosa Díez,Pedro Sánchez—le llaman ‘mentiroso’: son especialmente duros con la trayectoria del presidente del Gobierno, que ha acudido al tropel en los pasillos con los periodistas sin ganas de hablar con ellos –no lo hace—ni en su intervención ha dado noticias que puedan fabricar titulares. Es, como dice, un hombre previsible.

El secretario general del PSOE sí se detiene a hablar con los informadores, que le acorralan: con los últimos sondeos en la mano, Sánchez muestra que quien verdaderamente le preocupa es alguien que no ha acudido este miércoles al Parlamento nacional, básicamente porque no es parlamentario:Albert Rivera. Dice que no secunda su programa de copagos sanitarios y educativos, y le pide que ‘se moje’ en los temas. Para nadie es noticia desde hace tiempo: Ciudadanos será básico para que Rajoy o Sánchez sean o no presidente del Gobierno. Y ambos, PP y PSOE, ven con recelo la posibilidad de que Rivera se alíe con el otro: mucho dependerá, claro, de la matemática de las elecciones, que impondrá qué mayorías se pueden o no formar en virtud de qué alianzas.

El día del fallecimiento de la X Legislatura, en el que vi algunas caras con aire de despedida definitiva del escaño –calculo que más del setenta por ciento de Sus Señorías va a renovarse--, las grandes especulaciones se centraban en torno a la persona de Rajoy y al rumor, basado en declaraciones con veladuras a los medios, de que Ciudadanos no apoyará al PP si mantiene al actual presidente como candidato al despacho que ahora ocupa en La Moncloa. ¿Era este acto también una despedida para el presidente que este miércoles decía adiós a su mayoría absoluta en las cámaras legislativas? Solo puedo intercalar aquí la pincelada subjetiva del cronista: había especulaciones para todos los gustos, pero no tengo la impresión de que Rajoy esté en absoluto dispuesto a tirar la toalla. Pero ya se sabe que las hipótesis son libres, y más cuando por la Carrera de San Jerónimo planean cuestiones tan abiertas como las que penden sobre las cabezas de nuestros representantes: el futuro es demasiado futurible, si usted entiende lo que quiero decir. Todo está excesivamente abierto; en Barcelona, en Madrid y en todas partes.

Tampoco estaba el ambiente para grandes balances de Legislatura. Lo hizo días atrás el PP, en un acto de tinte electoralista que, realizado en el Parlamento, suscitó no pocas críticas de la oposición. Pero tengo la impresión de que la preocupación se centra mucho más ya en el futuro que en lo realizado o no en estos cuatro años. Quién se aliará con quién –sin descartar, claro, una gran coalición PP-PSOE que muchos desean y casi todos ven imposible—y para qué. Una opinión dominante era la de que la próxima Legislatura, la que se iniciará allá por mediados de enero, será altamente reformista. Y será breve: quizá dos años para elaborar y poner en marcha las nuevas medidas regeneracionistas y una disolución que podría aprovecharse para el referéndum sobre aquellos aspectos de la reforma constitucional que lo precisen. Así que había como una especie de aliento, pese a todo esperanzado, ante lo que viene. La X Legislatura ha muerto; viva la XI Legislatura. Que lo breve, si bueno, dos veces bueno.

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