Estoy deseando ver a nuestra querida presidenta Supersusana Díaz en los mítines de la campaña catalana del 27-S en apoyo al candidato del PSC,Miguel Iceta. Dicen las malas lenguas que va a acudir en dos ocasiones y que en ninguna de ellas coincidirá con su jefe de filas,Pedro Sánchezy sí conCarmen Chacón. Y lo estoy deseando para comprobar si en Barcelona y ante sus compañeros de partido, que parecen gallegos porque no se sabe si están a favor o en contra de la independencia, se muestra tan rotunda como lo hace en Andalucía. Que conste de antemano que me ha sorprendido gratamente su postura radicalmente constitucionalista y no solo a mí sino también al mismísimo presidente del Gobierno,Mariano Rajoy,quien ha aplaudido publicamente las declaraciones de la presidenta andaluza pidiendo que otros dirigentes políticos, incluído su jefe de filas, hagan lo mismo y no jueguen al despiste confundiendo al personal. No es para menos en unos momentos en los que el PP parece estar más solo que la una y cuando todo apunta quePedro Sánchezestá dispuesto a pactar hasta con el diablo para alcanzar la Moncloa.
Sin que sirva de precedente, no es la primera vez que alabo las declaraciones de la presidenta andaluza sobre la cuestión secesionista catalana. El problema es que aSusana Díazse le queda pequeña Andalucía y mientras “pasa” bastante del cargo para la que fue elegida, abandona sus obligados quehaceres en su tierra y se preocupa mucho más de los asuntos de Estado para los que, de momento, no tiene capacidad alguna de decisión en esta materia. Pero todo se andará porque me da la impresión que Susana no da puntada sin hilo. Sería curioso observar qué ocurriría y que postura adoptaríaSusana Díazsi, por alguna causalidad inesperada,Pedro Sánchezno consigue en diciembre hacerse con el poder. De momento la presidenta andaluza está jugando a ser la “poli buena” del PSOE mientras Sánchez si no hace de “poli malo” al menos sí está dando palos de ciego para no quedarse colgado de la brocha.
Mientras tanto, aquí abajo, en nuestra querida y olvidada Andalucía, seguimos dándole vueltas a lo de siempre pero con distintos protagonistas. Si hace un año era IULV-CA quien justificaba lo injustificable para apoyar los presupuestos del Gobierno, ahora ese mismo papel lo están desempeñando los muchachos deAlbert Riverahaciéndole el juego a sus compañeros de andadura. Ciudadanos ya no oculta sus cartas y las ha puesto sobre la mesa apoyando con su voto o su abstención cuantas iniciativas propone el Grupo Socialista en el Parlamento. Aunque, eso sí, para vestir el muñeco de su presunta honestidad ideológica, su lider regional,Juan Marín, aprieta las tuercas en la comisión de investigación parlamentaria de los falsos fondo de formación pidiendo la comparecencia en la misma deSusana Díaz, algo que, visto lo visto, no va a ser un problema para la presidenta por más impedimentos que pongan en su grupo.
Sé positivamente queRiveraestá en cuerpo y alma dedicado a preparar su candidatura a la Presidencia del Gobierno y que no se preocupa mucho de lo que su partido está haciendo en Andalucía, pero yo que él me andaría con cuidado porque es muy posible que Ciudadanos pague en esta tierra el engaño al que han sometido a su prestado electorado. Y eso puede costarle algún disgusto a su líder. Es lo que tienen las nuevas fuerzas emergentes, que andan perdidos como un pollo sin cabeza buscando alianzas que les proporcionen las necesarias cuotas de poder que les aseguren su pervivencia futura.
Porque, y esa es otra, unos y otros, Podemos y Ciudadanos, Ciudadanos y Podemos están dando claras muestras de su ineptitud. Y no hablo ya delKichide Cádiz, deManuela Carmenao deAda Colau, sino de cualquier concejala de pueblo a la que, como la de Castilleja de la Cuesta, se le ha subido el cargo a la cabeza y pretende que el Ayuntamiento le pague el billete de avión que la desplace desde Chicago a Sevilla para asistir a los plenos municipales. No, no es una broma de la chirigota delKichisino una alucinante realidad que solo puede ocurrir en esta Andalucía de charanga y pandereta donde cualquier mindundi que haya sido elegido se cree poseedor de todas las prerrogativas y no de las obligaciones que conlleva el cargo. Es verdad, son hechos puntuales, pero ponen de manifiesto que en todas partes cuecen habas y que la casta no es algo intrínseco de los partidos clásicos sino un estigma que parece ir cosido al poder, por nimio que éste sea.
Si (
No(
