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El TSJCyL ratifica la condena de 15 años al vallisoletano que asesinó a otro de un navajazo en el Clínico

El TSJCyL ratifica la condena de 15 años al vallisoletano que asesinó a otro de un navajazo en el Clínico

Por Redacción/Agencias
miércoles 11 de febrero de 2015, 15:54h
El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ha ratificado la condena de quince años de prisión a Domingo San Juan, el hombre que en junio de 2013 asesinó a Domingo Mancebo, de 37, tras clavarle una navaja en el corazón cuando ambos coincidieron en Urgencias del Clínico Universitario de Valladolid, al que habían acudido junto con varios familiares para curarse de las lesiones que minutos antes se habían producido tras una reyerta entre los clanes a los que pertenecen en el barrio de España, donde residían.   

La defensa de Domingo San Juan fundamentaba su recurso en la convicción de que los hechos eran constitutivos de un delito de homicidio, con la agravante de abuso de superioridad, merecedor de 12 años y nueve meses de prisión, al advertir de que la tipificación como asesinato obedecía a una incorrecta apreciación de la alevosía.   

Sin embargo, la sentencia de la Sala de lo Civil y Penal del TSJCyL, con sede en Burgos, desestima así el recurso interpuesto por el procesado contra el fallo de la Audiencia de Valladolid, que le condenó como autor de un delito de asesinato, con la atenuante de confesión de los hechos, al apreciar que su conducta tenía por finalidad eliminar las posibilidades de defensa por parte del sujeto pasivo, como así entiende también el Alto Tribunal castellanoleonés.   

Por ello, y a expensas de un posible recurso de casación del reo, permanecen inalterables sus 15 años de privación de libertad y las prohibiciones, por tiempo de 25 años, de acercarse a una distancia no inferior a 500 metros a la viuda e hijos, padre, hermanos y sobrinos del fallecido, así como de comunicarse con ellos, según informan fuentes del TSJCyL.   

En concepto de responsabilidad civil, el condenado, de 50 años, deberá indemnizar a la viuda de la víctima en la cantidad de 120.000 euros, más los gastos del sepelio, y con 52.000 euros a cada uno de sus dos hijos, además de con otros 11.000 al progenitor del asesinado y con idéntica cantidad a los herederos de la madre, ya fallecida.   

Del capítulo indemnizatorio fue excluida, sin embargo, la hermana del fallecido, tras recordar que el óbito de Domingo Mancebo es el resultado fatal de las rencillas que la mujer tenía con la hermana del acusado.   

Durante el juicio, el fiscal había mantenido su petición de 16 años de cárcel y una indemnización global de 285.000 euros, mientras que las acusaciones particulares, ejercidas por un lado por los progenitores --la madre ha muerto ya-- y una hermana de la víctima, y, por otro, la viuda y dos hijos, reclamaron 17 años y medio de prisión --antes pedían 20 años-- e indemnizaciones, por el mismo orden, de 90.000 y 294.000 euros.   

El crimen se remonta al 14 de junio del pasado año cuando las familias del fallecido, Domingo Mancebo y su verdugo, vecinas del Barrio de España, a no más de cien metros de distancia una de otra, se enzarzaron en una discusión, con agresiones mutuas de dos mujeres de ambos clanes, si bien los incidentes volvieron a reproducirse sobre las 20.00 horas del día siguiente en la calle Tierra Baja con participación de más contendientes.   

El último episodio, ya mortal, tuvo por escenario la sala de Urgencias del Hospital Clínico Universitario, donde sobre las 23.30 horas coincidieron varios miembros de las dos familias que habían acudido para ser atendidos de las lesiones sufridas en la refriega anterior, entre ellos la madre del imputado.   

Fue entonces cuando Domingo San Juan se dirigió a Domingo Mancebo y le recriminó por haber entrado en casa de su madre y agredirla, ante lo cual se inició entre ambos una agria discusión que concluyó cuando el primero sacó del bolsillo de su pantalón una navaja de 7 centímetros de hoja que llevaba abierta--el alega que la tenía porque venía de pescar y la usaba para cortar los plomos--y asestó un navajazo en el pecho a su oponente.

"¡A mi madre no la pega nadie!"   

Tras ello, el autor del navajazo salió al exterior y allí entregó el arma a uno de los vigilantes de seguridad, a quien reconoció haber sido el autor de la agresión para decirle a continuación: "¡A mi madre no la pega nadie!"               

El su declaración durante el juicio, Domingo San Juan, pese a reconocer que su reacción "no parece razonable", alegó que al encontrarse en Urgencias del Clínico con la víctima ésta le provocó un sentimiento de "rabia e impotencia" debido al tono burlesco y despreciativo de sus palabras, máxime cuando este último había entrado en casa de su madre ese mismo día, junto con otros familiares, y la había golpeado.   

"Lo lamento bastante", declaró Domingo San Juan, quien recordó que cuando echó mano al bolsillo de su pantalón sabía que allí guardaba una navajilla abierta que llevaba casualmente porque horas antes la había utilizado mientras pescaba en San Miguel del Pino, aunque no llegó a aclarar su verdadera intención puesto que aseguró no saber aún si pretendía tan sólo "enseñársela o clavársela, fue como un acto reflejo".   

Sostuvo que no sabe dónde alcanzó al fallecido porque, tal y como apostilló, en la refriega participaron más personas--en su declaración ante el juez y la policía no mencionó tal circunstancia--y que incluso alguien le arrebató las gafas, aunque sí reconoció que al percatarse de que había "picado" a Domingo Mancebo, de 37 años, pensó: "¡Hostias, qué he hecho!" 

"¡Te voy a abrir en canal!"   

Sin embargo, la versión ofrecida por la hermana del fallecido, Rocío Mancebo, avalaba la tesis de que la verdadera intención del procesado era la de acabar con la vida de su oponente, al que, según la testigo, segundos antes de clavarle la navaja en el corazón ya le había retado con la siguiente amenaza: "!Sabes quién soy, pues que sepas que te voy a abrir en canal!"       

De hecho, Rocío apostilló que entonces, sin nadie que mediara entre los dos, el acusado hizo amago de irse pero dio una vuelta completa y al quedar de nuevo frente a su hermano le lanzó de forma sorpresiva un golpe "seco y directo al pecho". En ese momento, la declarante explicó que se tiró hacia el acusado insultándole y, tras esquivar un navajazo dirigido a su cuello, logró arrebatarle las gafas y salir corriendo.   

"No vi la navaja hasta que la sacó del pecho de mi hermano", indicó Rocío Mancebo, quien, muy nerviosa y a punto de llorar, lamentó que lo ocurrido no sólo le ha arrebatado la vida de un hermano sino también la de la madre de ambos, cuya muerte ocurrida seis meses después del crimen atribuye al sufrimiento padecido.
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