El flautista de Hamelin

Vivimos tan deprisa que la "novedad" del día nos sepulta y hace escombros la noticia de ayer, más tremenda que la del anterior... y así dejamos que pasen las semanas, los meses, los años.... Como dice Mafalda,  "lo urgente quita tiempo a lo importante", y cuando nos damos cuenta, tenemos la casa descuidada y sus cimientos erosionados y débiles por atender a lo inmediato en lugar de preocuparnos por lo sustancial.

Le reconozco a "Podemos", como fuerza social,  el mérito de haber asomado a nuestros políticos al espejo de su realidad cutre y egoísta, y de habernos bajado a todos al sótano de este edificio común donde los pobres pilares de nuestro sistema resoplan asfixiados por el peso de un Estado cebado de autonomías y carcomido por la corrupción.

Pero, y... ¿ahora qué?

"Podemos", y nunca mejor dicho, dejarnos llevar un rato por la utopía y el canto de sirenas de esta especie de líderes populistas que prometen desde "El Aurora" asaltar el Palacio de Invierno. 

"Podemos" correr el riesgo momentáneo de sentarnos al borde del acantilado con los pies apuntando al vacío.... 

"Podemos" todo eso y más...  en un alarde de rebeldía adolescente... pero "no debemos", porque es tanto como abandonarnos al sonido de una flauta de Hamelín cuya partitura es de principios del siglo pasado.  No vivimos en la Rusia de los Zares, y la tierra "ya" es del que la trabaja.  Puede ser divertido coquetear con la trasgresión y poner los cuernos a la sensatez, pero quién más y quién menos, todos,  tenemos mucho que perder si nos decidimos a hacer trizas la Constitución y la democracia tal y como la "padecemos" para cambiarlos por el abrazo del oso neo-comunista.

Lo fácil es arrasar con todo, romper desde la utopía...  lo difícil es ajustar el engranaje para que siga funcionando de forma eficaz y económica. 

Es hora de analizar si este sistema de 17 Autonomías- Taifas se adecúa al nivel de exigencia y si merece la pena en términos de calidad-precio. 

¿Alguien se ha preocupado por saber qué piensa la mayoría de los españoles en temas tan sustanciales como la sanidad y la educación? Tal vez no estemos de acuerdo en su fragmentación a costa de perder calidad.

¿Qué tal si volvemos a creer en la independencia de los tres poderes y se cortocircuitan las injerencias que tienen tan contaminado al Poder Judicial?... y, por cierto... ¿qué tal dotarle de medios para que pueda funcionar con eficacia y rapidez para que la Justicia no perezca entre las hojas de los calendarios?

¿Es razonable que la política y el "poder institucional" hayan invadido todos los escenarios posibles para así ampliar su clientela? ¿No será mejor articular el contrapeso de una sociedad civil fuerte, formada y libre?

Hay muchas cosas que revisar para dignificar la política, aligerar su peso sobre la sociedad, convertir las estructuras administrativas en engranajes ágiles y económicos que gestionen los servicios públicos.

Hay que reducir la carga de las instituciones convertidas más en guardianes de los intereses partidistas que en adalides de la democracia. 

Hay garantizar que los derechos y obligaciones de todos y la calidad de los servicios públicos que recibimos sea igual en cualquier rincón de España. 

Sí, hay mucho por hacer y, como ya ocurriera con la Transición, todo puede y debe hacerse "de la Ley a la Ley".

Como me dijo un amigo, "Podemos" no viene de "poder", sino de "podar" y, efectivamente, basta con echar un ojo a cualquier país que ha estado o sigue estando sumergido en el comunismo para saber de qué "poda" estamos hablando...

La solución a la mayor parte de los problemas que tenemos que afrontar, sean individuales o colectivos, se encuentra en todos y cada uno de nosotros y comienza por quitarnos de encima esa especie de mugre pesimista que nos nubla la mente y nos hace ver todo con el peso de lo imposible... ¡Nada es imposible!, ¡Todo se puede con esfuerzo, imaginación y sobre todo con confianza en uno mismo!

La respuesta es una democracia limpia y no un comunismo reinventado que llega vestido con piel de cordero.