La investigación en el Pozo Emilio del Valle "avanza sin fecha de conclusión" cuando se cumple un mes del accidente que provocó la muerte de seis mineros

Pocos minutos antes de las dos de la tarde, un grupo de picadores que se encontraba en el interior del pozo, a más de 600 metros de profundidad, fueron sorprendidos por un "tsunami" de gas tóxico que les causó la muerte por intoxicación y que dejó heridos a otros cinco trabajadores, han recordado a Efe fuentes sindicales.

Para analizar las causas del accidente, se convocó la Mesa Regional de Seguridad Minera que, junto con técnicos de la empresa, investigan lo sucedido, mientras que las familias piden que se depuren responsabilidades por lo sucedido, han indicado dichas fuentes sindicales.

Durante estos últimos días se ha tomado declaración a los trabajadores del turno de mañana que se encontraban en el interior de la mina en el momento del accidente, aunque las mismas fuentes han señalado que no existe un plazo fijado para que la investigación avance su resultado.

El último de los cinco mineros heridos, Juan Manuel Martínez, fue dado de alta esta semana, aunque padecerá secuelas debido a la intoxicación, mientras que las mismas fuentes han señalado que todavía no conoce el fallecimiento de sus compañeros, aunque sí que fue víctima de un accidente laboral.

El ministro de Industria, José Manuel Soria, y el presidente de la Junta de Castilla y León, visitaron a los heridos en el Complejo Asistencial de León la tarde del siniestro para, posteriormente, trasladar en una comparecencia de prensa la solidaridad de varios presidentes autonómicos y otros cargos políticos.

Al día siguiente, el martes 29 de octubre, el municipio de Pola de Gordón, al que pertenece la localidad de Llombera de Gordón donde se encuentra ubicado el pozo, albergó una concentración de solidaridad con las familias de los mineros afectados.

El miércoles se celebró en el pabellón polideportivo de Santa Lucía de Gordón el funeral por el fallecimiento de Carlos, Orlando, Antonio, Manuel y Roberto, mientras que la sexta víctima José Luis, minero asturiano, fue incinerado en la localidad asturiana de Mieres.

Ese mismo día fueron dados de alta cuatro de los cinco mineros que fueron ingresados por la intoxicación.

Una semana después del funeral, se retomó la actividad en el Pozo Emilio, mientras que los mineros que estaban destinados en el macizo siete donde se registró el escape de gas, que dejó tan sólo un uno por ciento de oxígeno, fueron realojados en otros puntos de la mina.

Hace unos días, el consejero de Economía y Empleo de la Junta de Castilla y León, Tomás Villanueva, señaló que la investigación "va bien".

Los sindicatos esperan que esta sea "la última vez que ocurre algo así" en la minería leonesa, que no se veía afectada por un siniestro de esta magnitud desde el año 1984 cuando fallecieron, también intoxicados, diez mineros en una explotación de la localidad berciana de Fabero.