No sé si
Cayo Lara dice las cosas que dice porque no parece que
de momento IU pueda hacerse cargo del Gobierno pero tiene razón cuando,
rebatiendo el presunto giro del PSOE hacia posiciones más izquierdistas,
asegura que son los hechos lo que cuentan y no las palabras. Es verdad.
Desde la oposición se puede decir lo que se quiera pero cuando se es
gobierno, las cosas cambian. Y si no cambian llegan los desastres como
lo que cuenta -ahora- el ex ministro
Solbes en sus memorias:
decidió dejar el cargo en enero de 2009, cuando unas propuestas suyas
para afrontar la crisis fueron calificadas como "inaceptable" por
Zapatero. "Lo que propones lleva implícitas dos huelgas generales" Y naturalmente pasó lo que pasó.
Y viene esto a cuenta del resultado de la
Conferencia Política del PSOE
en su re-vuelta a la vida nacional. Uno va leyendo y se encuentra un
extraño puzle complicado de asimilar y que, en asuntos económicos, por
ejemplo, levanta como mínimo sospecha sobre su posible cumplimiento:
vale la reforma fiscal que parece absolutamente necesaria pero ya más
difícil resulta asegurar agua y luz para todo el mundo, pague o no
pague; es como el "derecho a una vivienda digna" que contempla
utópicamente la Constitución; ¿son palabras o serán hechos?
Continúa
luego una batería que se repite una y otra vez desde la era Zapatero y
que insiste en llevar cada vez más allá la laicidad del estado: religión
fuera de las escuelas, eliminar del IRPF las aportaciones a la Iglesia,
revisión del Concordato y que paguen IBI los lugares que no sean de
culto. Naturalmente que todo es discutible, pero cuando ZP inició esta
campaña, se sucedieron tal cantidad de estupideces que yo tocaría el
tema con una gran responsabilidad social para evitar así la majadería de
llamar de otra manera a las vacaciones de Semana Santa cuando tres
cuartas partes de España anda de procesiones o la triste historia de
prohibir los "belenes" de Navidad. Tonterías las justas porque, además,
este tipo de actuaciones estrafalarias se vuelven siempre en contra de
quienes las promueven; una cosa es vivir el cristianismo o no vivirlo,
imponerlo o no imponerlo y otra muy distinta las costumbres que no
hacen mal a nadie y que ya están arraigadas en la sociedad.
Sobre
la monarquía, ya se sabe: sí, pero no o no pero sí y sobre el estado
federal lo de siempre: lo compro en el momento en que me expliquen
claramente en qué consiste, cómo se hace y las diferencias con el
autonómico que ahora tenemos. El derecho a la Sanidad y a la protección
social en la Constitución parece justo y necesario siempre que no sea
otro brindis al sol con el citado al principio de "la vivienda digna".
El
resto, salvo algunas cosas, son los problemas que se ha generado en el
propio PSOE y que aun deben dilucidar: las primearías, los simpatizantes
etc. No sé; parece que todos han salido muy contentos de la Conferencia
y eso es bueno. España necesita un PSOE fuerte e ilusionado pero esa
felicidad de todos resulta sospechosa: o no se han tratado los
verdaderos problemas o hay un acuerdo tácito para aplazarlos. Y lo del
giro a la izquierda, ese PSOE más "rojo"... me temo que si de verdad lo
llevan a la práctica, solo van a beneficiar al PP y los partidos
emergentes. Pero ese es su problema.